CANARIASVENEZUELA

viernes, 24 de octubre de 2008

LA ERA OBAMA

El Nacional
Manuel Felipe Sierra

Barack Obama seguramente será electo el 4 de noviembre presidente de los Estados Unidos. Más allá de los atributos personales, que no son pocos en el senador de Illinois, su victoria cabalga sobre un conjunto de circunstancias que le han sido favorables. Su liderazgo es expresión de la intensa movilidad social y cultural de la sociedad norteamericana. Mientras en otras regiones del mundo renacen atavismos raciales, fanatismos religiosos y hasta el empeño en reproducir un indigenismo folklórico, la primera potencia mundial impulsa saltos sociales que eran inimaginables hace apenas unas décadas atrás.
Obama, como Kennedy en su momento, tiene el compromiso de refrescar la cara de Washington ante el escenario internacional. En los sesenta se trataba de borrar las huellas surgidas de la Segunda Guerra Mundial, ahora se trata de replantear una política más flexible y creativa después de los años duros de la era Bush, que en verdad comenzó con Reagan en los ochenta.

La crisis financiera que contamina la economía mundial le ofrece además a Obama (como ocurrió con Roosevelt después de la Gran Depresión del 29) la posibilidad de revisar instituciones, corregir vicios y establecer vínculos muchos más provechosos con los países emergentes que dibujan una geopolítica multipolar.

América Latina pasa a tener en consecuencia un papel más activo no sólo como zona de influencia militar y proveedora de materias primas. Brasil luce como el principal aliado en el continente por su fortaleza económica y militar. Cuba será objeto de un tratamiento mucho más realista una vez superada la etapa del embargo de 50 años en sintonía con las reformas que adelanta Raúl Castro, que no pasan por la liquidación definitiva del fidelismo (lo cual histórica y culturalmente no es factible), pero que avizoran cambios de significación.

Chávez deberá normalizar las relaciones diplomáticas rotas con Estados Unidos y su estrategia antiimperialista centrada en el enfrentamiento contra Bush se encontrará con un enorme obstáculo: Obama es otra cosa y su nombre no concita el rechazo que el Presidente saliente provoca en la izquierda anacrónica entusiasmada por el mensaje chavista y la crisis económica, quiérase o no, hará que la petrochequera resulte cada vez menos tentadora y eficaz para la exportación de la revolución bolivariana.

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