CANARIASVENEZUELA

miércoles, 14 de octubre de 2009

El timo del socialismo.

SE PARECE TANTO AL DE LA ESTAMPITA...
Por Pablo Carabias

Cada cierto tiempo aparecen en los periódicos noticias de víctimas del timo de la estampita o del boleto premiado de la lotería. Y la pregunta que nos hacemos es cómo puede alguien, a estas alturas, caer en estafas tan viejas, evidentes y cutres. Los liberales, además, nos hacemos cada día otra pregunta: ¿cómo puede haber gente que aún caiga en el timo del socialismo, tan viejo, tan evidente y tan cutre?
La respuesta es la misma tanto para los timos tradicionales como para el socialismo, pues todos los timos se basan en los mismos principios. Desde los quinquis de baja estofa que consiguen dinero a cambio de unos papeles sin valor a un presidente del Gobierno que promete más de todo para todos, el mecanismo empleado es el mismo, y está basado en uno de los pecados capitales: la avaricia.
Cuando un incauto cree estar haciendo negocio quedándose con las estampitas de un falso pobre subnormal, los timadores están sacando partido de su avaricia, pues la posibilidad de obtener un beneficio fácil le está obnubilando su capacidad crítica y lo convierte en una presa fácil.
El socialismo también se basa en la avaricia. Si votas socialista, le van a quitar a otros el fruto de su trabajo para dártelo a ti. O sea, que sin tener que trabajar más, sin tener que ser más eficiente y productivo, simplemente por votar a esos tipos accedes a unos bienes y servicios que realmente no eres capaz de permitirte. Así, el incauto les vota... Y cuando se quiere dar cuenta resultan no le están quitando a otros para darle a él, sino que está en el paro, han subido los impuestos y la inflación se ha disparado.
Aun así, muchas veces la víctima no reacciona. Otro pecado capital, la soberbia, le mantiene en el error. "Yo no me he equivocado al votar socialista", se consuela; "la culpa es de Bush, de los empresarios, de Aznar... Yo nací socialista y siempre lo seré". Sin duda, es el timo perfecto, pues el timado no quiere reconocer que ha caído como un palomo.
Por otro lado, el socialismo también recurre a los ganchos, a los compinches que distraen al incauto y que obtienen su recompensa llevándose una parte del botín. La lista es muy extensa: desde medios de comunicación afines que sacan partido de las prebendas del poder hasta artistas solidarios que con sus canciones, sus películas (subvencionadas) y sus declaraciones públicas tratan de reafirmar a la víctima en su error, pasando por los sindicatos cómplices (subvencionados), que, al igual que los tipos mal encarados que flanquean a un mandamás, son un último recurso de coacción física, por si el timado reacciona a tiempo.
Pero hay que reconocer su mérito a los timadores. Sin duda, para ser timador hay que tener madera. Igual que no todo el mundo logra mantener la compostura mientras está tratando de vender la Torre Eiffel a un pobre paleto, no todo el mundo es capaz de mentir compulsivamente en el Congreso, ante los periodistas y la opinión pública. Poner caritas, arquear las cejas y hablar sin tembleques en la voz mientras niegas la crisis económica o prometes dinero a los desempleados es algo que no está al alcance de cualquiera.
Incluso disfrazarse de minero y levantar el puño después de haberse bajado del automóvil oficial y tener un sueldazo de primera es algo que requiere, en primer lugar, una absoluta falta de escrúpulos, pero también, sin duda, tener un alma de timador de primera.

martes, 13 de octubre de 2009

¿Por qué Chávez odia a España?

No puede cambiar el presente y entonces trata el imposible de cambiar el pasado

Roberto Giusti
Generaciones de latinoamericanos crecimos celebrando el Día de la Raza y nunca supe cuál, si la primigenia americana, la española europea, la africana o todas ellas juntas, además de las incorporaciones posteriores, que vendrían a ser nuestro melting pot particular o colectivo, según como se mire, desde el sur del río Bravo hasta la Patagonia.
Se trataba de un día de fiesta continental, pues todos los países de la América (incluso EEUU) suscribieron el decreto del presidente argentino Hipólito Irigoyen, quien lo instituyó en octubre de 1917, aduciendo argumentos como que se trata del descubrimiento de América, el “acontecimiento más trascendental que haya realizado la humanidad a través de los tiempos” y cantando loas a “la España descubridora (que) volcó sobre el continente enigmático el magnífico valor de sus guerreros, el ardor de sus exploradores, la fe de sus sacerdotes, el preceptismo de sus sabios, la labor de sus menestrales y derramó sus virtudes sobre la inmensa heredad que integra la nación americana”.
A noventa y dos años de su institucionalización, aquella leyenda dorada no sólo produce asombro sino que termina siendo el mejor argumento para quienes manejan la tesis contrapuesta y hablan de rebelión indígena, genocidio y vil sometimiento. A estas alturas ya sabemos en qué consistía “el valor” de los guerreros españoles, quienes ciertamente diezmaron la población indígena, no tanto para fundar un imperio sino atraídos por el afán de conseguir El Dorado. Ni hablar del “ardor de sus exploradores” que, al fin y al cabo, resultó el prólogo salaz de “la raza cósmica” de Vasconcelos. Y ya sabemos que, con dignas excepciones, como la lucha de Bartolomé de Las Casas contra la explotación de los indígenas y las reducciones jesuitas en Paraguay, la Iglesia fue actor clave en la expansión del imperio español.
Le leyenda negra, sin embargo, no luce menos irreal porque, si bien son innegables sus reclamos, estamos ante un hecho histórico irreversible. Quinientos y tantos años después, a pesar de las negaciones, inequidades y crímenes, somos cristianos y occidentales. Con todos los condimentos, los atavismos, los sincretismos y las contradicciones de nuestro origen múltiple, hablamos español y, más concretamente, castellano, nuestras formas de organizarnos en sociedad, incluso las más radicales, se inscriben en las corrientes filosóficas europeas y nadie puede pensar en una re-vuelta al pasado precolombino.
La negación de las culturas previas a la llegada de Colón es un desatino porque también están presentes en nuestra vida. No hay conquistas buenas o malas porque estamos ante hechos históricos consumados. Renegar de lo que vino después para volver a un pasado imposible implicaría que Hugo Chávez Frías (tres vocablos españoles) adopte un nombre indígena y se instaure el Pemón como lengua oficial en Venezuela.

Decretan adquisición forzosa de Margarita Hilton Suites, el Casino y La Marina

Los bienes expropiados al Hilton pasaran libre de gravamen o limitacion al patrimonio de la República.
El Gobierno pasa a ser el nuevo propietario del Casino del Margarita Hilton.

En la Gaceta Oficial No. 39.282, del día de hoy, 13 de octubre de 2009 se publica el decreto dondeel Estado pide la adquisición forzoza del Complejo Turístico Margarita Hilton Suites y La Marina.
El decreto N° 6.962, ordena la adquisición forzosa de los activos, bienes muebles e inmuebles, y bienhechurías del Complejo Margarita Hotel & Suites, así como La Marina, requeridos para la ejecución de la obra Desarrollo Social del Sector Turístico y Hotelero del estado Nueva Esparta.
El complejo turístico cuenta con 280 habitaciones, 56 suites para uso hotelero y 154 suites destinadas a planes vacacionales de tiempo compartido. También comprenden del Casino, la residencia para el gerente, locales comerciales, restaurantes, oficinas, salones y todas las áreas comunes que integran el complejo hotelero.
Los bienes expropiados pasarán a manos del Gobierno Nacional y serán transferidos a la empresa Venezolana de Turismo (Venetur, S. A). El artículo 4 del decreto califica de “urgente la realización y ejecución de la obra”, enmarcada dentro del “Desarrollo Social del Secor Turístico y Hotelero del Estado Nueva Esparta.
El decreto explica, que “es deber del Estado contar con establecimientos de alojamientos y sitios de recreación para la actividad turística prioritaria para el país en su estrategia de diversificación que este marcada en política de inclusión social y económica”.

Carta de Páez a dictador de Sabaneta (Hugo Chavez)

Así lo dijo Chávez:

“Voy a quitar a Páez de mi despacho. No voy a destruir la obra porque es de Tito Salas, pero no merece estar en el despacho presidencial junto con Bolívar y Sucre, fue un traidor” 15 de octubre de 2006

“Nos enseñaron a admirar a Páez y a Gómez. Se hablaba del Benemérito General Gómez…Y del León de Payara…León para la oligarquía… grandes traidores de nuestra historia” 28 de diciembre de 2006.

“No hay corrupto del tamaño de José Antonio Páez y lo tenemos aquí en el Panteón, la oligarquía lo trajo aquí al Panteón claro y lo sembró aquí, no debería estar aquí, desde mi punto de vista, el traidor José Antonio Páez” 17 de diciembre de 2006


Querido Huguito:

Es un placer dirigirme a tí en la oportunidad de aclararte algunas situaciones que al parecer fueron las que te obligaron a pensar en retirar mis restos del Panteón Nacional, donde descansan en sana paz desde el 19 de abril de 1888. Hugo, quiero saber por qué me echas esa broma a mí, tu paisano, recuerdote que nací en Curpa, provincia de Barinas (que algún divisionista convirtió en Portuguesa), el 13 de junio de 1790. Yo, al igual que tú, era un pata en el suelo, hasta analfabeta, porque no tuvimos ni el Acude de la cuarta ni mucho menos tu Misión Robinson, pero lo que si puedes tener por seguro es que fui un verdadero patriota, que amaba a mi país, que luchó por la libertad de los venezolanos, por deshacernos del yugo de esos españoles que nos maltrataban y explotaban.

Yo, Hugo, no entré en ninguna escuela militar para que me dieran el comando de un batallón de paracaidistas como a tí. Yo tuve que convencer a campesinos, vegueros y cuanto bicho de uña se me presentaba para que formaran parte de mi ejército. Luego tuve que parir recursos para vestirlos, armarlos y darle bastimentos para que fueran a dar la vida por la Patria.

Créeme, yo hacía eso por iniciativa propia, ni conocía a Bolívar. Fue el 30 de enero de 1818, en el Hato Cañafistola, cuando, por fin, lo conocí. Él venía de Angostura, ejecutando la Campaña del Centro, y nos pusimos de acuerdo para la prosecución de las operaciones contra el ejército del general realista Pablo Morillo, que nos cargaba azotaos, y debo confesarte que prácticamente tuve que echarle pichón yo solo, incrementando mi ejército y ganándome los méritos y el concepto de El Libertador, con quien nuevamente me reuní el 28 de abril de 1821 para iniciar los preparativos de la Campaña de Carabobo. Me tocó a mi echarle pichón para incrementar mi ejército y salir de Achaguas el 10 de mayo, y a caballo (no en aviones y helicópteros VIP, como tú viajas) para incorporarme en San Carlos al Ejército Libertador.

Por fin, el 24 de junio del mismo año libramos la Batalla de Carabobo, y debe ser que como yo tenía fama de bravo, me pusieron al mando de la primera división, o sea, la que puso el pecho, conmigo al frente. Yo no me metí asustado en museo militar alguno ni nada por el estilo para mandar a mis lanceros…Ah, después que ya yo había vuelto leña a los realistas fue cuando mandaron a la segunda, dirigida por el general Manuel Cedeño, pero sólo fue para que los rematara.

Así que Hugo, la batalla la gané fui yo y la mejor prueba de ello fue que en ese mismo campo de batalla Bolívar me ascendió a General en Jefe, o sea, que esa independencia que tú celebras y que disfrutas hoy, me la debes a mí, quien fue el que se quemó el pecho peleando y arriesgó el pellejo ¿Y tú no crees que esos son suficientes méritos para estar en el panteón? No seas mal agradecido…

Bueno Comandante, yo entiendo que Bolívar, como lo derrotaron en Venezuela, tuvo que huir a Colombia, y entiendo que los colombianos lo querían mucho ya que les dirigió su independencia, y que desde ahí mismo mandó a Sucre a liberar a Ecuador, a Perú, a Bolivia, pero de eso a querer hacernos a todos colombianos, pues, no se lo podíamos permitir, ¿Por qué no hizo la Gran Venezuela en vez de la Gran Colombia? Ah no, no sé qué pepera tenía Bolívar con ellos, porque nos quería imponer esa Gran Colombia, ah, y fíjate que hasta el Vicepresidente era el colombiano Santander, no, que va, no nos la calamos, así que iniciamos en abril de 1826 “La Cosiata”, y rompimos relaciones con el gobierno de Bogotá, mas no con Bolívar, y planteamos la separación de Venezuela de la Gran Colombia. Sin embargo, no nos separamos, y disciplinadamente obedecí a Bolívar cuando regresó del Perú y asumió en Bogotá la Presidencia de la República, pero no, aquí los venezolanos no nos convencíamos, nos negábamos a ser colombianos y sin enfrentarme abiertamente a El Libertador tuvimos que desconocer la autoridad de los órganos de Bogotá y consumar la separación de Venezuela de la Gran Colombia a mediados del 27. O sea Hugo, que si yo no hubiera hecho eso, hoy no hubiera Venezuela, hoy tú fueras colombiano y lo peor, tú no fueras Presidente, sino un caliche más.

Entonces reconócelo, me debes el país y tu Presidencia a mí, entonces, ¿por qué me echas esa broma? Mal agradecido. Otra cosa que tú me debes Hugo, es la democracia, porque yo no era profesional universitario, pero leía mucho y conocía lo que se hacía en otros países para gobernarlos, me dejaba asesorar y así, el 24 de marzo de 1831, fui electo primer Presidente Constitucional de Venezuela y con mas porcentaje que tú, por 136 votos de los 158 sufragantes surgidos de las asambleas electorales. En este primer gobierno, me tocó organizar el Estado con medidas administrativas en materia de impuestos, inmigración, liberalización del crédito, educación, orden público, y asuntos internacionales.

Me tocó difícil, hasta me tocó enfrentarme al Arzobispo de Caracas, nuestro paisano Ramón Ignacio Méndez, y enfrentar el alzamiento de los generales José Tadeo y José Gregorio Monagas (el primerocon el pretexto loco de restituir la Gran Colombia y el otro con la locura de la autonomía de un Estado Oriental), pues, y no tuve que meterlos presos, ni matarlos, ni nada de eso, pude conciliar con ellos y resolver el problema. Pues como yo no tenía control del CNE, ni del TSJ y mucho menos de la Asamblea Nacional, no pude reelegirme, y así en 1835 tuve que entregar el poder a José María Vargas, como lo hace un demócrata, y no me quise perpetuar en el poder como al parecer tú quieres hacerlo.

En 1838 fui legalmente electo para una segunda presidencia que asumí el 1 de febrero de 1839 y me ocupé de la educación, el crédito exterior, y el mono de deuda pública contraída por la antigua República de Colombia, y para que no creas esa paja que te han dicho de que yo era enemigo de Bolívar, es bueno que sepas que fui yo quien comencé a solicitarle a Colombia la posibilidad de retornar los restos mortales de El Libertador y ponerlos en el Panteón del cual me quieres sacar.

Así, sin chimbear resultados, ni infectar el REP, en enero de 1843 entregué la presidencia de la república al general Carlos Soublette, eso como una demostración de que era un verdadero demócrata y que no tenía ni tuve odios contra nuestro Libertador, sólo diferencias. Ahora, tú no eres quien para quitarme lo bailao, para despojarme de mi lugar en la historia, y fíjate que el 13 de julio de 1867, el Gobierno de Venezuela me expidió el título que me acreditaba como “Ilustre Prócer de la Independencia Suramericana”.

Ahora Hugo, no se por qué tú me acusas de oligarca, de corrupto, de que me aproveché de los dineros públicos, de veras que eres un difamador. ¿Qué pretendías tú?, que luego de todo lo que luché en mi vida, de ser General en Jefe, presidente de este país por tres períodos, de darle realmente la independencia a los venezolanos y hasta luchar en la federación, ¿pretendías que después de todo eso muriera arruinado como un perro en la calle? Pues, tienes que entender que aquí hubo haberes militares y que se nos permitió a todos los que nos jodimos en guerra desarrollar una pequeña fortuna. Tú y tu familia es el mejor ejemplo…

¿No has visto como viven ahora todos los que salieron de allá, de tu humilde casita de la avenida Carabobo de Barinas?, ¿no les has visto las prendas de oro en sus manos y pies, en los carros que andan, en las casas que viven, como se visten?

Hugo, y vete tu mismo, el súper avión que te compraste, los helicópteros VIP que encargaste, tus relojes, tus gastos en trajes y zapatos multimillonarios, los viajes y lujosos hoteles donde llegas. Ves que eso es muy bueno, pues, no chico, lo que es bueno pa’l pavo es bueno pa’la pava. Además, ¿que fortuna? Es que acaso tú ves que los Páez son los oligarcas de Venezuela, no, los Páez están pelando, así como tú tienes a la gran mayoría de los venezolanos y eso porque no les dejé real. Así que no seas injusto.

Mira cámara, no seas tampoco mal agradecido, no te perdono que tus jala mecates hayan blasfemado el sitio donde reposaba la casa de mi mujer Dominga Ortiz de Páez allá en la Calle Bolívar de la ciudad de Barinas, lugar donde construyeron una plaza con mi nombre y fue erigido mi busto, obra de un artista paisano tuyo. Pues, tus vándalos seguidores, esos ignorantes de este país, quienes hambreados son los únicos que te pueden seguir, dañaron el busto y pintaron mi cara en azul y también quitaron todo el adorno de luces navideñas que había sido colocado en la misma, dejando a todos los vecinos del sector sin Navidad, por tus ridiculeces.

Fue la única plaza en la ciudad a la cual no se adornó y lo más ridículo fue que ahora van a cambiarle el nombre a todo lo que te recuerde a mí, cuando la historia de Barinas es mi historia. Recuerda, el que escupe hacia arriba le cae la saliva. No sigas sembrando odios, pariente, tú vas a salir de esa presidencia algún día, porque el poder es efímero, no te creas que vas a ser el nuevo Fidel de América, Venezuela no es una isla y a tí no te quiere la mayoría de los venezolanos.

Fíjate en mi, cómo después de todo lo que hice, algunos malagradecidos me metieron preso, me sacaron del país tres veces y tuve que ir a morir el 6 de mayo de 1873 en el olvido, lejos de la patria, en Nueva York, allá en eso que tú llamas el imperio, en los Estados Unidos. Cónchale, chamo y el país gastó un dineral para repatriar mis restos y sepultarlos en el Panteón Nacional, para que, por una puntada de rabo, tú vengas a querer borrar casi 200 años de historia. No jile. Finalmente te recomiendo que “no le hagas a nadie lo que no te gustaría que te hagan a tí” porque vas a terminar peor que tu pana Hussein. ¡Caracha, negro!


José Antonio Páez


Misiva imaginaria del Tcnel. (GN) J. G. C. defendiendo el papel del “Centauro de Los Llanos”.