CANARIASVENEZUELA

martes, 4 de agosto de 2009

Se cumplen dos años del escándalo de la valija, que sigue sin "dueño"

El caso por el ingreso de una maleta con 800 mil dólares tiene sólo un imputado, el ex funcionario Claudio Uberti, mientras sigue pendiente la extradición de los venezolanos Antonini Wilson y Daniel y Diego Uzcátegui.

A dos años del escándalo de la valija con 800 mil dólares que Guido Antonini Wilson intentó ingresar ilegalmente a Buenos Aires, la justicia argentina analiza una serie de mails y entrecruzamientos telefónicos de sus protagonistas, al tiempo que espera que los tribunales de Estados Unidos envíe las pruebas que presentó el venezolano. Según precisaron hoy fuentes judiciales, el juez federal Daniel Petrone, a cargo de la investigación, prepara su viaje a los Estados Unidos con vistas a tomar contacto con la causa. Sin embargo, la partida aún no tiene fecha porque se espera poder establecer aquí nuevos elementos que permitan analizar la información a la que accederá en Estados Unidos, indicaron los voceros. Además, Petrone ya ha recibido información que le enviaron los tribunales de Miami pero, según las mismas fuentes, "todavía falta lo sustancial: no se trata de la transcripción del juicio contra el venezolano Franklin Duran, sino de las pruebas" a las cuales accedieron los norteamericanos para justificar la apertura del proceso. También se esperan respuestas concretas de la justicia venezolana: además de la extradición de Diego Uzcátegui y su hijo Daniel se necesita un peritaje contable de la empresa estatal Petróleos de Venezuela Sociedad Anónima (PDVSA) y las declaraciones testimoniales de los otros pasajeros venezolanos del taxi aéreo. Por ahora, en los tribunales porteños, el juez analiza un entrecruzamiento de mails de allegados a Antonini Wilson, que sería una prueba importante para avanzar en la investigación, mientras que la fiscal María Rivas Diez -impulsora de la causa- pidió más información sobre teléfonos y llamados de los involucrados y sospechosos. En la causa, por ahora, el único imputado es Claudio Uberti, ex secretario del OCCOVI, mientras que están prófugos Antonini Wilson y los Uzcátegui -quienes se negaron a declarar en la Argentina y por ello se solicitó su extradición-. Guido Antonini Wilson está acusado de haber intentado ingresar ilegalmente a la Argentina una valija con 800 mil dólares cuando llegó al país el 4 de agosto pasado en un jet privado que pagó el Estado argentino, en vísperas de la visita del presidente Hugo Chávez. En el avión viajaba Uberti, su secretaria Victoria Bereziuk y el presidente de ENARSA, Exequiel Espinosa; mientras que iban también los representantes de PDVSA Ruth Behrrenes, Nelly Cardozo, Wilfredo Avila, funcionario de protocolo de PDVSA, y el hijo del gerente general de PDVSA-América, Daniel Uzcátegui. Precisamente, el hijo de Uzcátegui está señalado como quien invitó a Antonini Wilson a viajar, hecho que derivó en la renuncia de su padre. Al llegar al aeropuerto, Antonini dijo que en la maleta llevaba libros, después 60 mil dólares, pero cuando abrieron la valija había casi 800 mil dólares que quedaron incautados por personal de la Aduana, como si se hubiera tratado de una violación al Código Aduanero. Para cuando la justicia entendió que debía investigarse el caso como un supuesto contrabando agravado y el portador de la valija debía ir a declarar, Antonini Wilson ya había dejado el país legalmente rumbo a Montevideo, y recién fue localizado el pasado 23 de agosto siguiente, cuando personal de Interpol lo ubicó en Key Biscayne, Miami, bajo una orden de captura emitida desde la Argentina. Ahora, la justicia argentina quiere conocer todos los detalles de la exposición que hizo allí Antonini Wilson, cuando reveló que cuatro socios y amigos lo forzaron a no declarar el origen del dinero que, supuestamente, buscaba engrosar los fondos de la campaña presidencial de Cristina Fernández.

El ELN invita a las FARC a "sumar fuerzas" para impedir la "invasión" de EEUU en Venezuela

El ELN pide a las FARC reconsiderar sus "declaratorias de guerra" y condenar los crímenes de los rebeldes

La guerrilla del Ejército de Liberación Nacional (ELN) invitó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) a "sumar fuerzas" para impedir la "invasión" que Estados Unidos pretende hacer en Venezuela con el despliegue de militares en las bases colombianas.
En un comunicado divulgado hoy en su página de Internet, el Comando Central del ELN expresó su rechazo al acuerdo que el Gobierno de Álvaro Uribe negocia con las autoridades norteamericanas para permitir el uso de bases militares colombianas.
La guerrilla advierte de que Venezuela ha sido "estigmatizada por el imperialismo yanqui", por lo que Estados Unidos ha decidido activar un "dispositivo militar de ataque a sus puertas", mediante el "aumento masivo de tropas y medios de guerra" en territorio colombiano.
Así, el ELN recordó que ambas guerrillas "compartimos plenamente" el "respeto y apoyo al pueblo y al gobierno de la hermana República Bolivariana de Venezuela", así como "el respeto y defensa del pueblo y de los trabajadores".
El Gobierno de Hugo Chávez ha sido uno de los más enérgicos en condenar el convenio entre Bogotá y Washington por considerarlo una "amenaza" para el continente. Estas declaraciones han sido secundadas por su homólogo ecuatoriano, Rafael Correa, que rompió las relaciones con Uribe hace más de un año, después de que el Ejército colombiano bombardera un campamento de las FARC en el norte de Ecuador.
Colombia ha confirmado este martes que Estados Unidos tendrá acceso a tres bases de la Fuerza Aérea, dos del Ejército y dos de la Armada para operaciones contra el narcotráfico, aunque ha dejado claro que se trata de "bases colombianas, no estadounidenses".
"Hay que sumar fuerzas contra la invasión imperialista", dijo el ELN en una invitación dirigida al Comando Central de las FARC, grupo armado que también ha rechazado la iniciativa de Uribe de permitir que oficiales norteamericanos puedan utilizar las instalaciones militares de Colombia.
CONDENAR LOS CRÍMENES
En el último año el ELN ha intercambio mensajes con las FARC en busca de una solución a la "grave problemática que afecta al pueblo y a las dos organizaciones" debido al conflicto armado que mantienen desde hace varios años, especialmente, en el departamento de Arauca (este del país).
En este sentido, extendieron nuevamente un llamamiento a las FARC para que "reconsideren sus declaratorias de guerra" y para que ambos grupos armados "condenemos las faltas y crímenes de nuestros militantes como tales". "Una cosa es que una persona desviada cometa un crimen y otra cosa, es que en respuesta, se vuelva política oficial la represalia criminal", señala el comunicado en el que esa guerrilla pide a las FARC dirimir "sus "controversias políticas con el debate".
Los rebeldes del ELN confiesan sentirse "altamente preocupados" por los dos comunicados que las FARC enviaron el pasado mes de mayo a su Comando Central que "evidencian una seria degradación de este inútil enfrentamiento, que se deterioró por el uso de las armas en contra de revolucionarios".
"El actual acaloramiento de los ánimos, con facilidad nos puede lleva a perder la memoria, pero es indispensable deshacer el conflicto entre las organizaciones guerrilleras, por la misma vía que se acumuló y que estalló", señaló el ELN.
Por tanto, creen "necesario rememorar y racionalizar hechos pasados, para aproximarnos a la solución de este estéril enfrentamiento" y reconocen que se "extravió el norte" de los objetivos trazados "al considerar a la otra guerrilla como el enemigo principal" y al "tratar de justificar el uso de las armas en contra de la población no combatiente".

Alcahueteando al dictador


Opinión
HOMO ECONOMICUS
José Raúl González Merlo
Mientras el dictador Hugo Chávez continúa destruyendo las instituciones democráticas venezolanas, los gobernantes de las “democracias desarrolladas” aprietan el cerco en contra del gobierno provisional hondureño. Esta manifiesta hipocresía no solo envía la señal equivocada a los amantes de la libertad, sino que también alienta las dictaduras emuladoras de Chávez.
Las noticias del fin de semana de Venezuela son lapidarias. Hugo Chávez ha consumado el cierre de 34 emisoras de radio en una nueva ofensiva para terminar de destruir la libertad de expresión en ese país. Al mismo tiempo presentó el proyecto de la “Ley Especial de Delitos Mediáticos”, que sancionará a cualquier opositor público. La combinación de estos eventos acaba con el fundamental derecho humano de la libertad de expresión, elemento considerado indispensable en una organización social que se precie de ser “democrática”. Chávez ha absorbido todos los poderes democráticos y ahora cimienta sus perspectivas de mantenerse como un dictador absoluto de por vida.
Todo esto ocurre a la vista del resto del mundo “democrático” que, en un vergonzoso acto de hipocresía, eleva la presión sobre el gobierno provisional hondureño para que éste restablezca a Manuel Zelaya como presidente. Estados Unidos canceló las visas diplomáticas de funcionarios fieles al gobierno de Micheletti. España amenaza con no reconocer al gobierno que fuese electo producto de las elecciones de noviembre próximo si éstas ocurren bajo el gobierno provisional. Ya olvidaron el robo de las elecciones municipales por parte del gobierno “democrático” de Ortega. Mucho menos les preocupa la destrucción de las instituciones democráticas venezolanas.
La independencia de poderes, la libertad de prensa y la libertad de expresión suelen ser y han sido las primeras víctimas de las nuevas “dictaduras democráticas”. Ya “montado en el macho” cualquier gobernante que atente en contra de la democracia “desde adentro” será intocable internacionalmente en tanto sea lo suficientemente astuto. Y vaya que Chávez ha sido un gran maestro para Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirschner en Argentina y Zelaya en Honduras.
Mientras tanto, la diplomacia guatemalteca ha guardado un vergonzoso silencio de frente a los abusos venezolanos y nicaragüenses. Cuando se trata de Chávez y Ortega somos respetuosos de las políticas internas de cada país. Pero si se trata de Zelaya y Honduras, estamos dispuestos a irnos a una guerra comercial con tal de reinstaurar al aprendiz de dictador. Hechor y consentidor pecan por igual —decían las abuelitas—. Alcahuetear con nuestro silencio diplomático al dictador venezolano es muestra de la poca convicción verdaderamente democrática de nuestro gobierno.

Día negro para la libertad de prensa

EDITORIAL

El 3 de agosto de 2009 será recordado como un día negro para la libertad de prensa continental. Hugo Chávez confirmó su posición de enemigo acérrimo de toda emisión de pensamiento que no sea una simple repetición de la propaganda gubernamental, con el ataque con bombas lacrimógenas al canal de noticias Globovisión, así como el cierre masivo de 34 radioemisoras. Mientras tanto, de manera concertada y coordinada, Rafael Correa anunció en Ecuador que muchísimas frecuencias de radio serán revertidas.
Los dos arteros ataques pretenden ser justificados por medio del irrespeto de los medios informativos a leyes de los países. En Venezuela, el viernes fue promulgada una ley para “delitos mediáticos”, y ayer un funcionario de gobierno llegó al colmo del cinismo al condenar la acción ilegal y asegurar que la policía judicial iniciará una investigación del hecho, cometido por esbirros de la Unión Popular Venezolana, integrada exclusivamente por chavistas.
La acción hace que Chávez controle el 52% de las emisoras del país, es decir 400 radios, 36 televisoras, 320 periódicos y 117 páginas de Internet. En Ecuador, Correa actúa de manera parecida, al multar al canal Teleamazonas, y ahora califica a los medios de mediocres, corruptos y mentirosos. Eso significa que muy pronto ese país seguirá los pasos de Venezuela en cuanto a acabar hasta con la más mínima forma de voces discordantes.
Las reacciones no se han hecho esperar. Reporteros Sin Fronteras, desde Francia; la Asociación Internacional de Radiodifusión, desde Santiago de Chile; y la Sociedad Interamericana de Prensa, desde Miami, condenaron la delirante acción de Chávez, que a la vez demuestra el peligro para la libertad de emisión del pensamiento que se cierne sobre Bolivia y Nicaragua. La evidente cercanía del defenestrado Manuel Zelaya, hace que en Honduras haya habido un riesgo de esa libertad democrática fundamental, que afecta a todos los ciudadanos, no solo a los comunicadores profesionales.
Ayer mismo comenzaron las acciones de las radioemisoras, valientes y dignas pero sin muchas posibilidades de éxito, de enfrentar al masivo ataque por medio de emisiones por Internet. Lo ocurrido, por aparte, tiene que ser condenado por la Organización de Estados Americanos y las Naciones Unidas, así como la Unión Europea, que no deben quedarse impávidas ante una arremetida tan frontal contra una de las libertades democráticas fundamentales. Esto es ineludible ante la reciente postura adoptada ante la crisis hondureña, donde argumentaron actuar en defensa de la democracia.
Lo ocurrido ayer demuestra que estaban fundados hasta los peores temores respecto del asalto, desde adentro, de gobernantes que son engendros de dictaduras. América Latina se encuentra a las puertas de un retroceso a los tiempos en que solo era válida la verdad gubernativa y presidencial. Por tratarse de golpes desde el interior del Estado en contra de la población, si se consolidan solo es cuestión de tiempo para que otros gobernantes hagan lo mismo.

Qué hacer con Chávez

Aunque la nueva crisis en las relaciones entre Colombia y Venezuela parece una escena ya vista muchas veces, el retiro -otra vez- del embajador de Chávez en Bogota y la nueva 'congelación' anunciada por el Presidente venezolano el pasado martes, tienen connotaciones que la hacen más grave. El solo hecho de que sigan sumándose hostilidades y se alargue la cadena de incidentes tiene un efecto acumulativo cada vez más difícil de manejar.



La credibilidad de los llamados a la mesura se va debilitando y los efectos tranquilizadores de los abrazos de Uribe y Chávez en las cumbres se agotan más rápido. Con menos talanqueras, los discursos se desbordan y se hace obligatorio aceptar que las opciones menos deseables son más factibles de lo que se habría pensado. La crisis de esta semana tiene tres elementos muy complejos. El más inmediato, el de las armas que Suecia vendió a Venezuela que acabaron en poder de las Farc, es explosivo porque pone a Chávez contra las cuerdas. Y en especial, porque el Gobierno sueco, con distancia geográfica y neutralidad ideológica, mediante varios voceros expresó su extrañeza por el desvío en el destino de los lanzacohetes, y esto significa el acercamiento de un árbitro con credibilidad en la posición colombiana.
Ante la encrucijada, Chávez no se dio un tiempo para examinar cómo habrían llegado las armas a las Farc, ni planteó la posibilidad de que la transacción se hubiera producido a sus espaldas. De inmediato montó en cólera y echó mano de la conocida receta de congelar relaciones, llamar al embajador, amenazar con restricciones al comercio y expropiación de empresas colombianas, y denunció una alianza de Colombia con Estados Unidos en contra de la revolución bolivariana.
Más allá de si su ira es explicable porque se considera inocente frente a la acusación o de si se trata de una cortina de humo, lo cierto es que generó unos hechos que no será fácil revertir. Es sencillo retirar embajadores y congelar relaciones mediante discurso, pero restablecerlas toma meses y mucho coraje.
No menos difícil es controlar el efecto del acuerdo que en los próximos días firmarán Colombia y Estados Unidos para profundizar la cooperación militar. Chávez, paranoico y en extremo sensible, cree que la intención de Estados Unidos es impedir la consolidación del "socialismo del siglo XXI". En parte porque ha heredado la obsesión de los cubanos sobre el tema, pero sobre todo por las heridas que dejó la tolerancia de la administración Bush con el golpe contra Chávez el 11 de abril de 2002. Bajo esa sombra, Venezuela siempre ha visto con sospecha el Plan Colombia y la estrecha alianza del gobierno Uribe con Bush y ha sido uno de los motivos, aunque no el único, de la mala relación de los últimos años entre Bogotá y Caracas.
La paranoia no se ha aliviado con el mejoramiento de las relaciones de Chávez con Estados Unidos a partir de la llegada de Barack Obama. Si bien los discursos han cambiado, y Caracas y Washington reabrieron sus respectivas embajadas, los chavistas están a la expectativa de si las buenas intenciones de Obama van a ahogarse en los vericuetos de los organismos de Inteligencia y Defensa. Creen que en ellos persisten las intenciones intervencionistas de administraciones anteriores, y al propio Presidente estadounidense lo consideran ambivalente.
En este panorama, el incremento de la cooperación militar colombo-estadounidense -que no ha sido bien explicado por Colombia a Venezuela-, alimenta el nerviosismo de Chávez y es sinónimo de lo peor: la instalación de bases yanquis con capacidad de espiar y atacar a Venezuela. Pero, además, en esta ocasión sectores de la oposición que normalmente critican al Gobierno por su falta de cordura en las relaciones con Colombia, han coincidido con su preocupación por las "bases estadounidenses". Por ejemplo, los editoriales del periódico Tal Cual, que dirige Teodoro Petkoff, han seguido esa línea.
El tercer elemento que agrava la tensión actual es de orden regional. La crisis de Honduras ha sido un desastre para Chávez. A diferencia de Colombia, donde el tema tiende a perderse en medio de la turbulencia de las noticias nacionales, el presidente venezolano convirtió en obsesión el objetivo de restablecer a Manuel Zelaya en el poder. El golpe militar despertó las sensibilidades de Chávez, le recordó el intento de derrocarlo en 2002, sirvió de excusa para medirle el aceite a las verdaderas intenciones de Obama en América Latina y se convirtió en una prueba de demostración del poder del ALBA.
Chávez se la metió toda, hasta el punto de comprometer el uso de la fuerza para restablecer al Gobierno constitucional. Pero fracasó. Cada día es menos probable el retorno de Zelaya y el epílogo va a tener negativas repercusiones políticas en la unidad continental y la vigencia de organismos como la OEA. El problema hondureño polarizó el enfrentamiento entre Chávez y sus aliados -Ecuador, Bolivia, Nicaragua...- y el resto de América Latina. Y un Chávez derrotado y radicalizado no tiene cabeza fría para analizar los problemas bilaterales con Colombia en relación con las bases militares y las armas suecas.
No menos grave es la coincidencia de las recientes tensiones colombo-venezolanas con una nueva pelea entre Colombia y Ecuador. La que se generó por el video del 'Mono Jojoy' en el que dice que las Farc donaron dinero para la primera campaña de Rafael Correa. La versión -desmentida el martes por un comunicado de Anncol- indignó al Presidente ecuatoriano, quien seguramente vio con simpatía el nuevo rifirrafe Uribe-Chávez.
Hasta el momento, en el Gobierno colombiano existía la convicción de que las dos relaciones -con Venezuela y con Ecuador- podían tratarse de manera diferente porque mientras Chávez tenía un interés cierto en conservar la normalidad, Correa no tenía remedio e insistiría en profundizar el conflicto. La simultaneidad de los incidentes con ambos implica que Ecuador -miembro reciente del ALBA- y Venezuela vuelven a coincidir en sus posiciones hostiles hacia el gobierno del presidente Uribe.
¿Qué hacer?
La nueva encrucijada en las relaciones colombo-venezolanas deja la sensación de que no hay mucho que hacer para mejorarlas porque las diferencias ideológicas y políticas entre Uribe y Chávez son muy profundas, y porque la personalidad cambiante y folclórica del mandatario venezolano no deja mucho espacio para trabajar algo serio. En general, Colombia ha sido más prudente y cuidadosa, y ha respondido con serenidad a las provocaciones de Venezuela, pero como para bailar tango se necesitan dos, esa dosis de sensatez poco sirve si en el otro lado de la frontera no hay más que periódicas explosiones anímico-políticas.
La relación con Venezuela es tal vez la más importante para Colombia por la extensión de la frontera (2.200 km) el tamaño de la población fronteriza (cerca de siete millones) y el comercio binacional que es del orden de 6.000 millones de dólares. Una situación permanente de conflicto y tensión es insostenible, podría afectar a mucha gente y posibilita escenarios de confrontación indeseables.
¿Qué hacer, entonces, con el vecino incómodo e impredecible que estará en el poder durante varios años más? ¿Conviene una actitud hostil y firme que podría tener un costo en la relación? ¿O mantener siempre la prudencia mientras Venezuela insiste con su discurso hostil? ¿Resignarse a que las relaciones no pueden mejorar? CAMBIO consultó a una serie de expertos y dirigentes con experiencia en el manejo de las relaciones, e identificó algunas acciones de política exterior que podrían abrir en el largo plazo mejores opciones con Venezuela. Estas son algunas conclusiones.
1. No depender de Uribe y Chávez
Fernando Marín -primer embajador de Uribe ante el gobierno de Chávez, y reemplazado por María Luis Chiappe- recibió una instrucción clara del Presidente cuando se disponía a viajar a Caracas: "Ayúdeles a los empresarios y dedíquese a facilitar los negocios -le dijo Uribe-. A Chávez déjemelo a mí". Lo cierto es que las relaciones entre los dos países han dependido de los dos presidentes. Ambos tienen estilos gerenciales que centralizan el manejo en las cabezas, y ese esquema tiene el inconveniente de que las relaciones se mueven al vaivén de los momentos políticos y emocionales de los mandatarios y, en consecuencia, oscilan entre eufóricas cumbres y peligrosos incidentes. Las relaciones deberían 'despresidencializarse'. Las embajadas y cancillerías podrían tener un papel más protagónico, permanente y discreto, y en su papel natural de coordinación tendrían la capacidad de vincular a otras entidades del Estado, con el objeto de multiplicar canales de comunicación, ampliar la agenda y construir contactos más permanentes y menos limitados a las cumbres presidenciales o a los momentos de crisis.
2. Vincular a la sociedad civil
Hay sectores en ambos lados de la frontera cuya actividad depende de la buena relación política. Los empresarios y la población fronteriza son los grupos principales que siempre abogarán por una paz entre Bogotá y Caracas. Los encuentros entre ellos, que no pasan por las ideologías o por los proyectos políticos, generan lazos de acercamiento y ofrecen ideas y ánimo de conciliación.
3. Acercar a otros países
Hasta el momento, Colombia y Venezuela, cada uno desde su esquina política, ha buscado aliados en terceros países para fortalecer su posición frente a la contraparte. Colombia está cerca de Estados Unidos, México y Perú. Venezuela cuenta con el apoyo del ALBA. Ante la parálisis y agonía de la Comunidad Andina, los delegados de Bogotá y Caracas tienen pocas oportunidades de sentarse en una mesa con enviados de otras nacionalidades, y según la ex canciller María Emma Mejía, "las fisuras en las relaciones nos cogieron con un debilitamiento de los organismos multilaterales como la OEA, mientras Chávez fortalece el ALBA". Sin embargo, hay países que mantienen buenas relaciones con los dos gobiernos, como Brasil, Chile, Argentina y Cuba, que podrían ayudar a crear espacios de entendimientos distintos al exclusivamente bilateral.
4. Pensar en términos de política exterior
Para el gobierno de Álvaro Uribe las relaciones exteriores son, básicamente, una extensión de su proyecto interno, un proyecto cuya columna vertebral es la seguridad democrática. Por eso las decisiones que toma el Gobierno colombiano tienen sentido a la luz de la guerra contra las Farc -profundizar la cooperación con Estados Unidos, bombardear el campamento de 'Reyes' en Ecuador-. Después enfrenta las consecuencias en el campo externo. Una comunicación más permanente, fluida y sincera, podría facilitar una diplomacia preventiva y un control de los efectos de las decisiones clave para la seguridad democrática. En palabras de la ex canciller Mejía, "la Cancillería debe tener visión y una política exterior mucho más profunda y renovada".
5. Abolir la diplomacia del micrófono
Aunque los pecados de Chávez son mayores y más numerosos que los de Uribe, todavía hay excesivo manejo público de los temas conflictivos entre Colombia y Venezuela. Las declaraciones oficiales sobre las "bases yanquis en Colombia" y sobre las armas suecas en poder de las Farc, fueron las que hicieron explotar la nueva crisis entre los dos países. Venezuela conocía la molestia colombiana con los hechos, pero no se había llegado a un punto crítico mientras el asunto se mantuvo en reserva. Los canales diplomáticos permiten plantear diferencias con toda la firmeza necesaria, pero disminuyen su efecto dañino sobre las relaciones binacionales.
6. Renunciar a la tentación populista
Nada más rentable para la imagen de un presidente que la explotación del sentimiento nacionalista. Tanto Uribe como Chávez tienen discursos que caen bien entre sus ciudadanos pero que afectan las relaciones. En Colombia, la unidad en contra de las Farc. En Venezuela, la defensa frente al imperio norteamericano. Las victorias de corto plazo son pírricas porque producen resultados pero a la larga afectan la estructura de la relación (ver columna de la profesora Sandra Borda).
7. Generar confianza
Los expertos en solución pacífica de conflictos han generado instrumentos y práctica para crear credibilidad entre partes enfrentadas. Un clima de suspicacias mutuas impide la convivencia y la concreción de acuerdos. Y es obvio que entre los mandatarios de Colombia y Venezuela existen sospechas mutuas: Uribe considera que Chávez ayuda a las Farc y Chávez piensa que la alianza de Uribe con Estados Unidos es una amenaza para su país. El escenario se presta para que todos los problemas cotidianos y propios de una relación tan compleja se crezcan y se conviertan en incidentes. La construcción de confianza pasa por el diálogo sincero, más que por la ideología.
8. Evitar la triangulación
Durante la administración Bush se produjo una 'triangulación' de las relaciones colombo-venezolanas con Estados Unidos: Washington fue un factor que se interpuso entre Bogotá y Caracas. En realidad, la naturaleza de ambos vínculos es diferente y su mezcla complica en forma innecesaria el panorama. Colombia necesita mejores relaciones con Venezuela que Estados Unidos porque tiene intereses más directos y valiosos. La confrontación con Chávez, la contención de la revolución bolivariana, y las consideraciones geopolíticas son más relevantes para el Departamento de Estado que para un vecino como Colombia.
9. Construir consensos
La posición externa del país se beneficia de un acuerdo entre las fuerzas políticas, y Colombia tiene una tradición larga y sana de no politizar el manejo diplomático. Sin embargo, últimamente esa herencia se ha debilitado en medio de la polarización política. El gobierno Uribe no le concede gran valor a los acuerdos con la oposición y casi no convoca a la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, mecanismo constitucional que tiene por objeto facilitar una política exterior de Estado. En las actuales circunstancias el consenso es una prioridad. En palabras del vicepresidente Humberto de la Calle, hay que buscar "la fuerza tranquila de la unidad nacional porque nuestras fisuras alientan a Chávez: discusión democrática hacia adentro, pero unidad sin beligerancia hacia afuera". Esto es especialmente cierto en un periodo electoral: una campaña en la que uno o varios candidatos utilicen el nacionalismo como bandera proselitista, podría hacerle mucho daño a la relación en el largo plazo.
10. Separar los temas comerciales
A pesar de los discursos y las amenazas de Chávez contra las importaciones y las empresas colombianas, los dos países se necesitan mutuamente. En el corto plazo no es viable para Colombia encontrar otros mercados que sustituyan las compras que hoy hace el país vecino, ni sería fácil para Venezuela obtener la oferta que recibe de este lado de la frontera. El comercio binacional se beneficia de condiciones sui géneris, que tienen que ver con la vecindad, la cultura y hasta con nexos personales en los dos países, factores que no existen en otras latitudes. En este sentido, es necesario que la concepción y tratamiento de los asuntos estrictamente económicos se hagan por vías distintas para evitar que contaminen con los incidentes políticos o diplomáticos.
11. Mezclar firmeza y tacto en el tema de las armas suecas
En relación con el espinoso problema de los lanzacohetes que aparecieron en manos de las Farc, el ex vicepresidente Humberto de la Calle dice: "Colombia debe gestionar en foros internacionales que se requiera a Chávez para que responda en serio sobre la desviación de las armas suecas". Es la línea que ha seguido el gobierno Uribe, reiterada en un comunicado el miércoles en la mañana, y que podría concretarse y formalizar en foros como la OEA.
12. Paciencia, paciencia, pacienciaTratar con Chávez no es fácil. Es impredecible, radical, emotivo e impulsivo. Sus actitudes cambian y sus discursos suelen ser más amenazantes que sus acciones. La respuesta tranquila no es la más obvia frente a la opinión pública pero puede ser la más aconsejable a la larga. "Debemos manejar la situación con mucho tino para no retar al presidente Chávez, pues ya conocemos que su reacción iría en contra del empleo de muchos colombianos que producen para exportar artículos a Venezuela", dice el senador Manuel Ramiro Velásquez, de la Comisión Segunda (Relaciones Exteriores).
El fantasma de la expropiaciónNo es la primera vez que Hugo Chávez amenaza con expropiar empresas colombianas que invierten en Venezuela. En 2006, alcanzó a formalizar un anuncio contra Cemento Andino, pero la decisión fue declinada. Poco después sus autoridades ejercieron una suerte de acoso tributario contra la cadena de supermercados Cativen, que tenía inversionistas colombianos.
Aunque ahora existe un comprensible nerviosismo entre los empresarios, analistas creen que Chávez no cambiará su línea de expropiar sólo a aquellas empresas que prestan servicios considerados básicos para Venezuela como el petróleo, las comunicaciones y la producción de alimentos prioritarios en la canasta familiar como el arroz. Jorge Alberto Velásquez, ex director de Proexport en Caracas, considera que a menos que la crisis coyuntural sufriera un grave escalonamiento, los sectores donde se mueve la inversión colombiana no correrían riesgos.
Esa inversión está representada en compañías como Alpina y Colanta, que tienen plantas propias allí; el Grupo Nacional de Chocolates, propietario a través de Zenú de la empresa de cárnicos Hermo, y la firma Leonisa.
Lo que a Velásquez le parece inquietante es que haya restricción a las importaciones de productos colombianos, pues el país vería afectado así sus relaciones comerciales con quienes han sido sus tres socios más importantes: Estados Unidos, por efectos de la contracción en sus operaciones de su comercio internacional; Ecuador, por cuenta de la suspensión de las relaciones diplomáticas, y ahora Venezuela.

Colombia: Quien amenaza a quien?

Los acontecimientos de los últimos dos años demuestran que lo que perturba la paz y la seguridad del hemisferio no es la "política de seguridad democrática" implementada por Alvaro Uribe, tampoco el Pentágono, la CIA o el Comando Sur. Lo que desestabiliza y conspira contra las democracias en el hemisferio es el ánimo imperialista de Chávez.
http://rafaelguarin.blogspot.com/
Se asoma una nueva tormenta en América Latina por el acuerdo de cooperación bilateral para fortalecer la lucha contra el narcotráfico, el terrorismo y otros delitos de carácter transnacional, que suscribirán los gobiernos de Barack Obama y Alvaro Uribe. El eje chavista, agrupado en el ALBA, pegó el grito en el cielo porque esa decisión permite a las tropas norteamericanas el uso de algunas bases militares colombianas. El argumento lo expuso el canciller Nicolás Maduro: ``El ejército de EEUU es una amenaza directa contra los gobiernos progresistas del continente y contra Venezuela''.
La principal hipótesis de guerra de Venezuela es una intervención estadounidense en su territorio, con el fin de controlar las riquezas energéticas y abortar el proceso revolucionario. Más que una amenaza cierta es una excusa con la cual Hugo Chávez pretende despertar sentimiento nacionalista, fortalecer su hegemonía, justificar una inusitada carrera armamentista e inclusive recibir el ofrecimiento de apoyo militar de las FARC, que nunca ha rechazado.
La alianza de Estados Unidos y Colombia es el principal obstáculo para la expansión de la "revolución bolivariana'' y la construcción del ``bloque regional de poder'', que requiere el "socialismo del siglo XXI''. Quebrar ese vínculo es un interés nacional vital para el actual gobierno de Miraflores. En esa lógica, así como se despedazó dicho nexo con Ecuador, debe romperse el que existe con Colombia, Perú y Honduras, entre otros. No gratuitamente, Chávez pide a Obama que retire a los miembros del ejército que están en ese último país, con el falaz razonamiento de que su presencia es un aval al gobierno de Micheletti.
Pero, en realidad, ¿quién amenaza a quién? Los acontecimientos de los últimos dos años demuestran que lo que perturba la paz y la seguridad del hemisferio no es la "política de seguridad democrática" implementada por Alvaro Uribe, tampoco el Pentágono, la CIA o el Comando Sur. Lo que desestabiliza y conspira contra las democracias en el hemisferio es el ánimo imperialista de Chávez.
La crisis generada en noviembre de 2007 con ocasión del retiro del presidente venezolano de las gestiones para la liberación de los secuestrados por las FARC, el reclamo que hizo de estatus de beligerancia para la guerrilla, la solicitud de excluirla de las listas de organizaciones terroristas, el respaldo a su proyecto revolucionario, la orden en marzo de 2008 de movilizar diez batallones a la frontera con Colombia y sus reiteradas advertencias de emplear los aviones rusos Sukhoy dejan claro de dónde provienen los atentados a la paz y la seguridad. La mano de la revolución bolivariana también está en los nexos del gobierno de Rafael Correa con el secretariado fariano, los anuncios de guerra contra Colombia de Daniel Ortega en el Caribe, los ataques de Evo Morales al gobierno de Alan García y el golpe de estado de Zelaya y el posterior contragolpe.
Es corriente que los países tengan hipótesis de guerra y estén preparados para actuar. Del mismo modo, es plausible que desplieguen políticas de disuasión y que denuncien lo que consideran amenazas a su seguridad. Empero, este no es el caso. Hace ya mucho tiempo que el poder de Estados Unidos tiene expresiones mucho más efectivas que los recursos militares. América Latina está en su órbita de influencia y esa nación no necesita de portaviones, ni de bases militares en Colombia, para hacer sentir su predominio en la región. Sólo obtusos militaristas pueden pensar lo contrario.
La utilización de las bases militares colombianas no tiene objetivos ofensivos contra nadie en el continente. La complementación de las operaciones antinarcóticos con acciones contra el terrorismo y el crimen organizado enfatiza que su objetivo es frenar el tráfico de estupefacientes, al tiempo que derrotar a las organizaciones armadas ilegales. A Chávez y compañía nada de esto debería preocuparles, si no fuera porque han hecho de la enemistad con Estados Unidos su bandera.
Para la administración Uribe la alianza con Estados Unidos es fundamental con el fin de disuadir una posible agresión en bloque de los gobiernos alineados con la revolución bolivariana. Si se examina con cabeza fría, ese escenario no es descabellado. De hecho, Chávez, Ortega, Evo y Correa al dar apoyo abierto y clandestino a las FARC ya le declararon una guerra irregular a la democracia colombiana. Así, pues, bienvenida la utilización de las bases militares del país sudamericano por los estadounidenses. Lejos de ser una amenaza es una garantía de seguridad en la región.

La Fiscalía venezolana abre una investigación para aclarar el ataque contra Globovisión


La Fiscalía venezolana anunció ayer la apertura de una investigación para aclarar el ataque registrado ayer contra la televisión opositora Globovisión, supuestamente asaltada con granadas y gas lacrimógeno por simpatizantes del oficialismo de Hugo Chávez.
La Fiscalía señaló que "dos fiscales fueron comisionados para investigar las circunstancias de modo, tiempo y lugar relacionado con los sucesos ocurridos este lunes" en los alrededores del canal de televisión Globovisión, "ubicada en la urbanización La Florida, en Caracas". Así, los representantes Franklin Nieves Capace y Dorys Daniela Márquez ya coordinaban desde ayer a los integrantes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas.
Las autoridades prevén pedir los vídeos de las cámaras de seguridad de la cadena y realizar una serie de interrogatorios a trabajadores de Globovisión y otras personas que aparezcan en las imágenes recogidas, según el diario 'El Nacional'.
Pese a la confusión de los primeros instantes, la propia televisión informó de que un grupo de motoristas irrumpió ayer en la sede del medio de comunicación, donde arrojaron bombas lacrimógenas e intimidaron al personal de seguridad con armas de fuego.

Chávez expresa su admiración por los parques eólicos de Canarias


El presidente de Venezuela, Hugo Chávez, expresó su admiración por los parques eólicos de las Islas Canarias y los tomó como referencia para potenciar esta fuente de energía en su país.
Chávez hizo esta mención a los complejos eólicos de Canarias durante su intervención ayer, miércoles, antes los medios en el Palacio de Miraflores de Caracas junto al ministro de Asuntos Exteriores, Miguel Ángel Moratinos, en la reunión mantenida entre ambos al término de su visita oficial a Venezuela.
"España tiene mucha tecnología en energía, recuerdo, además nunca he vuelto a Canarias, porque además nunca me han invitado, pero cuando fui a Canarias me quedé impresionado con los molinos", comentó el mandatario bolivariano sobre su visita a Canarias en febrero de 2000, un año después de su llegada al poder.
"Creo que la mayor parte de la energía de Canarias es eólica, ¿verdad?... ¿Qué porcentaje será? ¿La mitad? ¿Hay canarios aquí?", preguntó a los asistentes en el salón Ayacucho que preside el retrato de Simón Bolívar.
Al no encontrar respuesta en Moratinos, dio la palabra al presidente de Iberdrola Ingeniería, Ramón de Miguel, quien apuntó que el volumen de generación de energía eólica en el archipiélago podría rondar el seis por ciento del total.
Chávez declaró a continuación que su deseo sería hacer un convenio con España y comenzar a estudiar la implantación en Venezuela de parques eólicos como fuente de energía alternativa en uno de los países más ricos del mundo en petróleo y gas.
En su intervención sin preguntas, que se prolongó durante 45 minutos, hizo también alguna referencia a la amplia comunidad canaria que está afincada en Venezuela.
"Queremos a España. la comunidad española que vive en Venezuela la sentimos como venezolanos, porque lo es, los canarios, los españoles, desde hace muchos años, siempre, a la que siempre hemos tratado con mucho afecto", comentó.
Al comienzo del acto, además de suscribirse varios contratos empresariales, Moratinos y su colega venezolano, Nicolás Maduro, firmaron en presencia de Chávez el acuerdo para crear una comisión de seguimiento de los casos de expropiaciones de fincas propiedad de españoles.
Están por resolver más de un centenar de expedientes de ocupaciones de terrenos, de los que buena parte afectan a ciudadanos canarios.

Hugo Chávez y la libertad

EDITORIAL


LA comunidad internacional no puede permanecer por más tiempo cerrando los ojos ante lo que está sucediendo en Venezuela. Hugo Chávez está llevando a su país hacia la autodestrucción en el camino de una dictadura con ambiciones expansionistas. No pasa un día en que no salgan a la luz nuevos escándalos de corrupción y podredumbre del régimen, a lo que se añaden evidencias cada vez más incontestables de su complicidad con la narco-guerrilla colombiana de las FARC, lo que es un hecho gravísimo. Su última decisión de acabar con la libertad de expresión en Venezuela es un paso que eliminaría los últimos resquicios de democracia en el país. El cierre de treinta y dos emisoras de radio y dos televisiones, coincidiendo además con la tramitación de una ley que le permitirá encarcelar a cualquier periodista con argumentos arbitrarios, no deja lugar a dudas sobre la voluntad del régimen de someter a todos los medios de comunicación a su antojo. Se trata de una decisión incompatible con la libertad e intolerable desde cualquier punto de vista.
Chávez atormenta a los venezolanos con interminables monólogos televisivos. Todas las emisoras de radio y televisión están obligadas a transmitir los discursos que se le antojan. Él mismo controla numerosas emisoras de televisión, incluyendo el canal internacional Telesur, con el que se permite interferir en los asuntos de otros países alentando movilizaciones de masas. Y sin embargo, todavía no le parece suficiente y se propone amordazar a cualquier pensamiento disidente, aun a costa de arrasar con la sociedad venezolana. Ayer mismo, en pleno debate sobre estas medidas, una horda de partidarios suyos irrumpió con armas y granadas lacrimógenas en la sede de Globovisión, prácticamente la única emisora que no se le ha sometido, lo que es un síntoma nefasto de la situación social que está provocando Chávez.
Resulta escandaloso que la misma Organización de Estados Americanos mire para otro lado y se empeñe en ignorar lo que está pasando en Caracas, sobre todo porque tiene un efecto negativo para la democracia en Iberoamérica. No es casualidad que ayer mismo el dirigente ecuatoriano, Rafael Correa, acólito de Chávez, anunciase una clausura masiva de emisoras similar a la venezolana. Tolerar ese comportamiento totalitario de Chávez ha sido la causa de la crisis de Honduras; seguir cerrando los ojos nos llevará a situaciones mucho más graves.

Ley de medios: ¿Venezuela como Birmania?

Alineación al centro

Un proyecto de ley genera polémica, pero cómo es la situación en otros países con respecto a la libertad de expresión.

En Venezuela los "delitos mediáticos" podrían ser penados con hasta cuatro años de prisión si se aprueba una ley.
La situación ya ha levantado voces críticas desde dentro y fuera del país. Pero, ¿cómo es la situación en otros lugares? ¿qué tan herida puede salir la libertad de expresión?
Vicente Brossel, portavoz de la organización Reporteros sin Fronteras (RSF) es contundente: "El intento está en contra de la tendencia general en el mundo que es despenalizar los delitos de prensa".
"La Organización de Naciones Unidas ha dicho claramente que una pena de cárcel para un delito, por ejemplo, de difamación es desproporcionado y va en contra de los recursos normales que un sistema jurídico puede usar", le dijo a BBC Mundo.
Sin embargo, según aclaró el portavoz, todavía hay "muchos" países que castigan con prisión algunos delitos mediáticos.
Por su parte, Agnes Callamard de Article 19 (Artículo 19), una organización que defiende la libertad de expresión, le indicó a BBC Mundo que "es una ley mala, pero lamentablemente criminalizar a periodistas o dueños de medios en los casos que plantea esta ley no es algo único en Venezuela, sucede en varios países".
"Estos países reprimen, no son un modelo, no se encuentran entre las democracias establecidas", agregó. La experta mencionó que esto es algo que sucede, por ejemplo, en la mayor parte de Medio Oriente.
El gobierno venezolano ha justificado la propuesta con el argumento de que hay que "regular la libertad de expresión" con el objetivo de asegurar la seguridad pública.
El oficialismo ha dicho que es necesaria para controlar a algunos medios que realizan coberturas informativas que generan "basura y confusión". También se menciona que desde algunos medios de comunicación se incita al odio.
"Cruzada contra los medios"
"La situación con respecto a libertad de expresión en Venezuela" se pone cada vez peor, es un riesgo muy grande para los medios, es una especie de cruzada", opinó Brossel.
"Todo está diseñado para que se reduzca la posibilidad de existencia para los medios privados", aseguró el portavoz de RSF al opinar que el gobierno y el parlamento "están modificando reglas y creando un sistema peligroso".
"Si esta ley se promulga, daría a Venezuela una normativa jurídica que, si se aplica, podría poner periodistas en la cárcel y aproximarse a un sistema de control de la información con puntos de contacto con los de países como Zimbabue, Cuba, Corea del Norte, Birmania y China".
Brossel citó el caso de un blogger en Birmania que fue condenado a 20 años de cárcel por difamar al Estado y por haber filmado una manifestación en contra del gobierno.
También mencionó a Uzbekistán y Bielorrusia, entre los países con regímenes más duros en la materia. En tanto, Callamard recordó la situación en Rusia, Egipto, Sudán y Azerbaiyán.
Para Brossel, con esta ley, Venezuela va tras los pasos de un sistema represivo en materia de medios que, en América Latina, "está encabezado por Cuba".
Interpretación
Callamard destaca que para saber qué puede llegar a pasar, en caso de aprobarse este proyecto, "la clave está en el texto exacto de la ley y cómo será interpretada por la justicia venezolana".
La directora de Artículo 19 hace hincapié en la generalidad de los conceptos empleados en el texto de la ley pues dice que son "peligrosos para la libertad de expresión". "Paz social es una definición muy amplia, no es legal, es política. Esto se usa para restringir y censurar".
En esta misma línea se expresa la Dra. Ana Azurmendi, profesora de Derecho de la Comunicación en la Universidad de Navarra, que le aseguró a BBC Mundo "que las conductas que la ley llama delitos no estén claramente descritas, equivale a arbitrariedad".
Para la abogada ya el título de la ley ("contra delitos mediáticos") "es la antítesis de lo que se estila juridicamente en los estados democráticos (...) transmite esa sensación de 'cacería' del mensajero".
Callamard asegura que si bien bajo el derecho internacional, la libertad de expresión puede ser restringida en casos en que esté en juego la seguridad nacional, las restricciones deben ser específicas y se deben evitar términos que pueden ser interpretados de manera amplia.
Además, explica que en varios países con la supuesta intención de defender el orden público se restringe la liberta de expresión y suele ser "una excusa común para la censura".
Recalcó que es "absurdo el hecho de que exista una ley sobre delitos mediáticos, pues no puede ser que el daño se haga solamente a través de la difusión a través de los medios".

La 'ley mordaza', el último clavo del ataúd para la prensa libre en Venezuela

IMPRESIONES / HUGO CHáVEZ CIERRA AL MENOS 12 EMISORAS DE RADIO
LA DEMOCRACIA, el gran enemigo de cualquier tirano, retrocede un poco más en Venezuela. Su presidente, Hugo Chávez, está convencido, como dictador, de que el mejor método para mantenerse en el poder es silenciar disidencias e imponer su propia verdad. Pero la prensa independiente representa su mayor obstáculo y él está dispuesto a terminar con ella. La recién presentada Ley de Delitos Mediáticos, redactada a toda velocidad por la fiscal general de Venezuela, es el martillo que quiere usar el chavismo para ponerle el último clavo al ataúd de la pluralidad. En el texto, que pretenden aprobar antes de fin de año, se prevén de seis a cuatro años de cárcel para aquellos que «difundan informaciones que atenten contra la estabilidad del Estado, la paz social, la salud mental o la moral pública». Tan genérico e indefinido articulado es un traje a medida del chavismo para adaptarlo, según convenga, a periodistas, editores y propietarios de medios de comunicación incómodos para el Gobierno de Venezuela. Mientras tanto, el cerco se estrecha para aquellos que pretenden seguir contando la verdad en un país en el que hacerlo ya ha supuesto, en muchos casos, el cierre de medios de comunicación (como por ejemplo, el canal RCTV, entonces el de mayor audiencia, en 2007). El último episodio se vivió el pasado sábado con la clausura de al menos 12 emisoras de radio con la excusa de que estaban «fuera de la ley».

Protestas por el cierre de radios en Caracas


Los caraqueños han protestado contra el cierre de las primeras 34 emisoras de radio y dos canales regionales de televisión que el gobierno de Hugo Chávez ha ordenado este fin de semana, mientras escasean productos de primera necesidad como el azúcar y ejecuta la ocupación de empresas productoras de café, sin aclarar si las van a expropiar.
Las protestas en la calle son espontáneas y múltiples. A las puertas de cada estación afectada los manifestantes improvisan una pequeña concentración para expresar su rechazo a la medida del cierre, que para el gobierno es simplemente “una recuperación”.
Diosdado Cabello, ministro de Obras Públicas y Vivienda, y director del Consejo Nacional de Telecomunicaciones, Conatel, afirma: “aquí se ha empezado a decir que se están revocando concesiones y eso no es cierto. Simplemente el Estado está recuperando las concesiones que estaban siendo usadas de manera ilegal durante más de 30 años. Es una acción de justicia”.
En total van a ser cerrados 240 estaciones de radio y 45 canales de televisión. Las primeras 34 radios afectadas son las que mayor sintonía y popularidad tienen en todo el país. Cabello reiteró que ”todas las emisoras salieron del aire por tener la concesión vencida, alguna irregularidad en el nombre del titular o fallecimiento de este”. Añadió que Conatel prohíbe la herencia de la licencia. “La titularidad es personalísima, no la hereda nadie”.
Cabello retó a los afectados a mostrar su documentación. Alega que el 31 % de las emisoras está en manos de 27 personas, lo que en su opinión es un “latifundio mediático” que el gobierno revolucionario no va a permitir.
Nelson Belfort, presidente de la Cámara de Radiodifusión Venezolana y dueño del Circuito Nacional Belfort, CNB, “¿Qué otros documentos les vamos a mostrar?. Les hemos entregado miles de fotocopias. Estamos al día en el pago de los impuestos. Metimos los papales en el año 2000 y también en el 2002 y no han querido renovarnos la licencia. Si quieren les volvemos a entregar los papeles. Lo que queremos es seguir transmitiendo a nuestro público”
«Si quieren les volvemos a entregar los papeles. Lo que queremos es seguir transmitiendo a nuestro público»
Belfort aseguró que se defenderán en todas las instancias jurídicas necesarias. “Seguiremos en la lucha por la libertad de expresión y en especial para preservar el puesto laboral de los trabajadores. Nos negamos a una hegemonía comunicacional. Queremos mil voces. No queremos que se cierren más radios”.
Ante el cierre, la emisora CNB comenzó a transmitir desde la plaza Alfredo Sadel de la caraqueña urbanización Las Mercedes. En plena calle los periodistas colocaron un toldo, una mesa, sillas y unos micrófonos para emitir su programación habitual a través de internet
www.cnb.com.ve. Los coches pasan y los ven sorprendidos haciendo su tarea al escampado sin muros anti ruidos ni cabinas de cristal. Pero ya no los pueden sintonizar desde su radio.

lunes, 3 de agosto de 2009

Reporteros sin Fronteras protesta por el cierre de medios de comunicación en Venezuela

La organización defensora de la libertad de prensa dice que las 34 emisoras cerradas el sábado "fueron sacrificadas por capricho gubernamental"

La organización defensora de la libertad de prensa Reporteros sin Fronteras ha criticado la retirada del permiso para emitir a 34 radios venezolanas como una restricción de la libertad de expresión sin precedentes en el período democrático que obedece a un "capricho del Gobierno". El presidente de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones (Conatel) y ministro de Obras Públicas, Diosdado Cabello, había anunciado oficialmente el cierre inmediato de las estaciones, con el argumento de que no habrían renovado sus permisos de transmisión o habrían perdido sus concesiones por el fallecimiento de sus propietarios originales.
"Este cierre masivo de medios de comunicación considerados como opositores, peligroso para el futuro del debate democrático, sólo responde a la voluntad gubernamental de acallar las voces discordantes, y sólo empeorará las divisiones en el seno de la sociedad venezolana", declara Reporteros sin Fronteras
Según datos oficiales, de las 472 estaciones que operan en el país, 79 son propiedad del Estado y 243 son comunitarias. Entre estas, el 59% de transmiten en frecuencia modulada y el 51% restante, en onda media y forman parte de alguna cadena de radio. La más grande de todas pertenece al Estado: Radio Nacional de Venezuela, que agrupa a 73 emisoras. 13 de las 34 emisoras a las que se ha retirado la licencia suspendieron su emisión el sábado.
Los medios de comunicación clausurados
En Caracas: CNB 102.3 FM.
En Amazonas: 1130 AM, propriedad de Erasmo Núñez, y 107.5 FM Órbita, de Abel Cermeño.
En Anzoátegui: la 970 AM, de Barcelona, cuyo dueño es José Bringa.
En Bolívar (Upata): Canal 7 TV, de José David Natera.
En Ciudad Bolívar: 96.9 FM, propriedad de Ramón Rafael Castro Mata.
En Carabobo, Valencia: 100.1 FM, Nelson Belfort Yivirin.
En Puerto Cabello: 98.3 FM, de Pedro Ezequiel Listuit.
Delta Amacuro-Tucupita: 1270 AM, de Sócrates Hernández.
En Falcón Punto Fijo: CNB 100.1 de Nelson Belfort Yivirin, y 96.1 FM, de Ramón Jesús Méndez.
En Guárico: 99.1 FM, de Bernando José Donaire.
En Mérida: 106.3 FM de Rubén Antonio Chirinos.
En Miranda: 1520 AM, de Guillermo Obel Mejías ; Emisora FM, de Guillermo Obel Mejías ; la 1550 AM, de monseñor Bernardo Heredia ; 97.1 FM, monseñor Bernardo Heredia ; 92.1 FM, Gabriel Robinson, Charallave ; 1230 AM, Radio Barlovento (Caucagua) ; 96.9 FM, de Carlos Herci, ubicada en El Hatillo.
En Nueva Esparta (Porlamar): la 99.1 FM, de Arturo Gil Escala ; 92.9 FM, Ramón Borra Gómez, et 1140 AM, perteneciente a la sucesión de Pedro Sosa Guzmán.
En Portuguesa (Acarigua): 1170 AM, propiedad de Ramón Ramírez Meléndez.
En Sucre: 103.3 FM et 600 AM, ambas de Luis Salazar Núñez.
En Táchira: la 730 AM, de Modesto Marchena et la 94.5 FM, de Arturo Álvarez Leal.
Vargas Canal 26 UHF de Catia La Mar et 106.9 FM, propiedad de Alcides Delgado.
En el Estado de Zulia: 105.1 FM, de Guido Briceño ; 102.1 FM, de Luis Guillermo Gouvea ; 1430 AM, que pertenece a Ciro Ávila Moreno (Ciudad Ojeda) ; 1300 AM, propriedad de Moisés Portillo (Santa Cruz de Mar).

Partidarios de Chávez atacan los estudios de una televisión opositora

Globovisión está en el punto de mira del presidente venezolano que ha amenazado con cerrarla. -34 emisoras fueron clausuradas el sábado


La sede en Caracas de la cadena de televisión venezolana Globovisión ha sido atacada con bombas lacrimógenas por un grupo identificado con el oficialismo, en un episodio que agrava la tensión entre el Gobierno de Hugo Chávez y los medios de comunicación. El presidente había amenazado anteriormente con cerrar este canal de noticias por practicar "terrorismo mediático".

El Gobierno ha endurecido en la última semana la batalla contra los medios de comunicación opositores. El sábado cerró 34 emisoras de radio que han pasado a ser propiedad del Estado. Otras 250 emisoras -40 televisiones regionales y 210 estaciones de radio han sido amenazadas con el cierre por "tratar de lavarle el cerebro al pueblo venezolano". Asimismo, Caracas prepara un proyecto de ley de delitos mediáticos que incluye penas de hasta cuatro años de cárcel por divulgar noticias contra el Estado.
El asalto, que ha dejado dos heridos, se registró cerca de las 13.00 horas (18.30 en España) y fue perpetrado por el grupo "chavista" Unión Patriótica Venezolana (UPV) con su dirigente, Lina Ron, al frente según denunció el personal de la emisora apoyado con imágenes de vídeo. Los empleados de seguridad de la cadena han denunciado que los asaltantes portaban armas de fuego.
El ministro del Interior, Tarek El Aissami, condenó la acción "delictiva" y aseveró que los responsables serán llevados ante la justicia porque el Gobierno "no acepta que la violencia sea el instrumento para dirimir nuestras diferencias". La cadena ha sido objeto de al menos cuatro ataques por partes de varios grupos oficialistas, aunques éste es el más violento de los registrados.
Un trabajador de Globovisión resultó herido por quemaduras así como una agente de policía por un golpe con un "objeto contundente", según precisó uno de sus compañeros uniformados en declaraciones a la cadena.
La sede de Globovisión está protegida, además de por su propia seguridad privada, por policías las las 24 horas por orden de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, como parte de las medidas para garantizar la seguridad de los trabajadores de la cadena. El director general de Globovisión, Alberto Federico Ravell, responsabilizó al presidente de la República Hugo Chávez Frías por lo ocurrido.
"Si el Gobierno lo que quiere es asesinarnos, acabar con nosotros, hágalo de una vez", declaró Ravell a los periodistas desde la sede del diario caraqueño "El Nacional".
Globovisión se enfrenta al menos a cinco expedientes administrativos por parte del ente rector de las telecomunicaciones Conatel, dos de los cuales podrían acarrearle la inmediata revocación del permiso de transmisión. A pesar de que Globovisión sólo transmite su señal en abierto en dos ciudades del país -Caracas y Valencia-, Chávez afirma que "envenena" y "enferma" a la clase media venezolana a través de sus constantes críticas al Gobierno. Bajo ese argumento, el mandatario ha pedido a sus ministros y a los magistrados y fiscales de los poderes judicial y ciudadano que actúen contra esta emisora o que "que renuncien" si no lo hacen.

El Gobierno venezolano interviene "temporalmente" dos fábricas de café

Alega que es para "garantizar el abastecimiento" del producto.- No se descarta la nacionalización de estas dos compañías privadas

El Gobierno de Hugo Chávez ha decidido intervenir hoy de forma "temporal" dos plantas procesadoras de café pertenecientes a grupos privados, para "garantizar" el abastecimiento de este producto. Las compañías afectadas son Café Madrid y Fama de América, las cuales podrían ser nacionalizadas en caso de que sigan incurriendo en "prácticas monopolísticas", según el Gobierno.
Funcionarios de los ministerios de Comercio y de Agricultura y Tierras han dicho que estas fábricas buscan "una posición de dominio de mercado con con el propósito de generar desabastecimiento" y así provocar el incremento de los precios de este producto de primera necesidad. La producción de la empresa Fama de América, comercializadora de la marca homónima, así como de "Madrid" y "El Peñón", representan cerca del 80% del consumo del país.
La medida se produce días después de que la directiva de las empresas anunciara el cierre inminente por falta de materia prima.
El ministro de Agricultura y Tierras, Elías Jaua, aclaró que no permitirán que "se siga chantajeando al pueblo, porque detrás de todo esto siempre hay el chantaje de que si hay desabastecimiento es porque no hay precio justo". "No se justifica que tengan ausencia de materia prima", dijo Jaua al informar de que en su despacho recibieron denuncias de que ambas empresas compraron cuatro veces el inventario necesario para la producción de café de este año.
Durante los próximos meses, las autoridades venezolanas asumirán el control de las operaciones de estas plantas y como materia prima utilizarán unos 1.600 kilos de café provenientes de una reservas que tiene el Estado en varias regiones del país.
En los últimos meses, ya sea por decreto o mediante expropiaciones, el presidente venezolano también ha ordenado la nacionalización del sector eléctrico, de las telecomunicaciones, de la metalurgia, de la industria del cemento, de plantas procesadoras de alimentos y de tierras para la siembra y la ganadería, en un viraje hacia lo que ha llamado la economía socialista.

Venezuela: relaciones peligrosas


ROMÁN D. ORTIZ
Uno de los pecados mortales en asuntos de seguridad es ignorar una amenaza para ahorrarse los costes de enfrentarla. Los casos abundan. Los países europeos desdeñaron la retórica ultranacionalista de Milosevic hasta que fue demasiado tarde para evitar una década de guerras en los Balcanes y los gobiernos occidentales pasaron por alto el imperio de terror de Sadam en Irak hasta darse de bruces con la invasión de Kuwait. Algo así puede estar pasando con Venezuela. Para llevar a cabo sus ambiciones hegemónicas, Caracas ha desplegado una política exterior extremadamente agresiva y ha ofrecido su apoyo a grupos terroristas. Si la comunidad internacional continúa mirando hacia otra parte, la región andina puede hundirse en una crisis sin precedentes.
El régimen venezolano ha hecho pocos esfuerzos por ocultar su cercanía con un grupo terrorista como las FARC. Hoy, Caracas tiene una plaza que lleva el nombre del fundador de la organización, Manuel Marulanda. Pero las cosas van más allá de la retórica. El hallazgo de cohetes AT-4 de fabricación sueca en manos de la guerrilla demuestra que la autoridad venezolana ha armado a los terroristas colombianos. Este descubrimiento es la evidencia física de un envío de armas desde Venezuela reseñado en los ordenadores capturados al extinto líder de las FARC, Raúl Reyes. Las cosas pueden ponerse peor. El régimen venezolano ha adquirido 200 misiles superficie-aire portátiles Igla-S. Con sus antecedentes, nadie puede garantizar que algunos no terminen en manos de la guerrilla.
Entretanto, Venezuela se ha convertido en la puerta de Irán en América Latina. Ambos países mantienen una activa colaboración en el ámbito militar y espacial. Todo ello sin olvidar que Caracas ha firmado un acuerdo de cooperación nuclear con Teherán que burla las sanciones internacionales contra el programa atómico de los ayatolás. ¿Excentricidades de Chávez? Tal vez. Pero el Departamento del Tesoro de EE UU ha denunciado que al menos un diplomático venezolano ha servido de puente para la penetración en América Latina de Hezbolá. Una organización terrorista libanesa que el Gobierno iraní emplea como un brazo armado clandestino.
Además, el régimen de Chávez esta inmerso en un colosal programa de rearme. Ya ha adquirido cazabombarderos SU-30, helicópteros Mi-35, misiles antiaéreos Tor M-1 y radares JYL-1. Muy pronto, se podrían sumar 100 tanques T-72M y 300 vehículos blindados BMP-3. Estas compras están haciendo de oro a Rusia y China. Pero también gobiernos europeos como los de España y Francia están participando en el negocio sin tomar en cuenta que sus armas van a apuntar a los vecinos de Venezuela.
Tras el 11-S, pareció cristalizar un consenso sobre la necesidad de una política de tolerancia cero hacia aquellos países que tuviesen lazos con grupos violentos. En este contexto, se ha acumulado una evidencia abrumadora sobre las conexiones del Gobierno venezolano con las FARC y los intentos de Caracas de desestabilizar a los países vecinos. Sin embargo, el Gobierno del presidente Chávez no ha recibido ninguna sanción por este comportamiento. Esta inacción puede resultar muy costosa para la estabilidad de América Latina.
Román D. Ortiz es consultor del Grupo Triarius y profesor de la Universidad de los Andes (Bogotá).

Turbulencias en la región andina

La guerrilla de las FARC y su red de complicidades agudizan la tensión entre Colombia, Venezuela y Ecuador

El descubrimiento de sofisticados lanzacohetes del Ejército venezolano en manos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), los vínculos de esa guerrilla con Ecuador y la negociación entre Bogotá y Washington para el uso de bases colombianas amenazan con desatar en la región andina una crisis sin precedentes, en un momento en el que la Organización de Estados Americanos (OEA) está siendo cuestionada como instancia mediadora.
La guerrilla colombiana, cada vez más debilitada, se ha convertido paradójicamente en el gran factor de desestabilización regional al haber asentado en los países vecinos, gracias a complicidades políticas, sus redes de retaguardia, abastecimiento de armas y tráfico de cocaína.
El hallazgo, en un zulo del Frente 43 de las FARC, de cinco lanzacohetes AT-4 de fabricación sueca, capaces de destrozar blindados o instalaciones fortificadas, ha disparado las alarmas en Colombia. Unos correos electrónicos de los ordenadores incautados a Raúl Reyes, número dos de la guerrilla, daban cuenta, en enero de 2007, de que los generales venezolanos Hugo Carvajal, jefe de Inteligencia Militar, y Clíver Alcalá, hombres de confianza de Hugo Chávez, habían hecho llegar a las FARC "cohetes antitanque de 85 milímetros". Las piezas empezaban a encajar. "Les dimos a los suecos los números de serie", explica una fuente de Defensa de Colombia. "El 20 de junio nos confirmaron que esas armas habían sido vendidas al Ejército venezolano. Está claro que las desviaron".
Suecia aún espera las explicaciones de Chávez. Del lado ecuatoriano, un vídeo del jefe militar de las FARC, el Mono Jojoy, difundido la pasada semana, confirmaba la entrega de fondos a la campaña electoral del presidente Rafael Correa, que también consta en los ordenadores de Reyes.
Una vez más contra las cuerdas, Chávez y Correa optaron por la estrategia de defenderse con un buen ataque. Los improperios contra el Gobierno colombiano encontraron su mejor asidero en la decisión de Bogotá de permitir el uso de bases militares a su principal aliado, Estados Unidos, para compensar el cierre de la base ecuatoriana de Manta.
Chávez congeló las relaciones con Bogotá, y Correa, que había roto los lazos diplomáticos en 2008, tras el ataque contra el campamento de Reyes en Ecuador, le declaró la guerra comercial e impuso aranceles a más de 1.300 productos. Ambos han iniciado una ofensiva en los foros latinoamericanos para aislar a Colombia, a la que definen como "la principal amenaza para Suramérica".
"Quito y Caracas usan el tema de las bases como una cortina de humo", dice el analista colombiano Alfredo Rangel. "El acuerdo supone dar mayores facilidades de acceso en cinco bases a los norteamericanos, que ni siquiera van a incrementar sus fuerzas".
Bajo el fuego graneado de unos vecinos hostiles, el Gobierno de Colombia, que ha mantenido hasta ahora una línea de apaciguamiento, analiza la posibilidad de demandar a Chávez y a Correa en los tribunales internacionales por su apoyo a una narcoguerrilla considerada terrorista por la Unión Europea y Estados Unidos.
Hasta ahora, ha sido Ecuador quien ha presentado demandas contra Colombia por la fumigación de cultivos ilegales en la frontera y por el bombardeo que acabó con la vida de Raúl Reyes y otras 25 personas. No sólo eso: la fiscalía ecuatoriana ha puesto todo su empeño en detener, por aquel ataque, a Juan Manuel Santos, ex ministro de Defensa de Colombia y potencial candidato a la presidencia. Interpol ya ha rechazado la orden de captura emitida por el juez Daniel Méndez, que se ha destacado por dejar en libertad a connotados miembros de las FARC detenidos en Ecuador.
La ofensiva contra Santos ha colmado la paciencia de Colombia. La oposición ha cerrado filas en torno al Gobierno y al ex ministro, y cada vez más voces reclaman una actuación contundente del Ejecutivo de Álvaro Uribe, que pasaría por acusar formalmente a Caracas y a Quito de violar las resoluciones de la ONU.
La UE ha dado su respaldo a Uribe, pero poco puede hacer en la crisis. El ofrecimiento de mediación de José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, es visto con recelo. El organismo americano tiene en su poder todo el material confiscado a las FARC, y en ámbitos oficiales colombianos se echa en falta "una actuación más clara". Un reciente editorial de la influyente revista Semana vapuleaba a Insulza por su papel en la crisis hondureña y le acusaba de ser un "pésimo negociador" y de estar más preocupado por mantener el apoyo de Chávez y el eje bolivariano para garantizar su reelección al frente de la OEA.

¿Quién pierde más?

El nuevo 'round' entre Colombia y sus vecinos adquiere dimensiones continentales. Nadie sabe cómo desactivar esa bomba de tiempo.


Desde hace mucho tiempo, los presidentes Rafael Correa, Hugo Chávez y Álvaro Uribe no caminan en la misma dirección
Aún no es claro cuál fue la chispa que motivó la explosión verbal de Hugo Chávez contra Colombia el pasado martes 28 de julio. El mandatario venezolano ya había anunciado una revisión de las relaciones con Colombia por el asunto de las bases gringas, mas no unas medidas concretas. Evidentemente le molestó la noticia, revelada el domingo por SEMANA, de que se habían encontrado lanzacohetes suecos, vendidos al Ejército venezolano, en un campamento de las Farc. También le disgustó no sólo la visita del canciller israelí, Avigdor Liberman, a Bogotá, sino la declaración del vicepresidente Francisco Santos en la que dijo que compartía "la preocupación inmensa por la presencia de Hezbolá en América Latina, de su presencia en el vecino país". Aunque Santos no mencionó específicamente a Venezuela, todo el mundo, empezando por Chávez, sabía a qué nación se refería.
Independiente de cuál fue el florero de Llorente, la realidad es que las relaciones colombo-venezolanas tocaron fondo de nuevo. Por tercera vez en 20 meses, Chávez retiró a su embajador en Colombia, amenazó con imponer restricciones comerciales y cerrar la frontera e insultó a Álvaro Uribe. Y por tercera vez, generó la amenaza de una crisis regional.
A la temible y consabida dialéctica verbal del venezolano se sumó una nueva crisis con Ecuador. Primero, por la divulgación de un video del 'Mono Jojoy" en el que señala que las Farc le entregaron plata a la campaña del presidente Rafael Correa. Y segundo, porque el gobierno de Quito reveló un presunto diario de 'Raúl Reyes' que, al tiempo que implica a ex funcionarios de Correa, exculpa al mandatario de Ecuador.
Pero semejantes revelaciones, que ponen en tela de juicio el compromiso de Venezuela y Ecuador en la lucha contra grupos terroristas, no tuvieron eco en la región. Por el contrario, la respuesta del continente, encabezada por Brasil y Chile, fue pedirle explicaciones a Colombia sobre la presencia de las bases militares de Estados Unidos en el país.
El presidente Lula da Silva dijo que el tema se debería ventilar en la cumbre de la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) que se realizará en Quito el próximo 10 de agosto. La solicitud fue rechazada de plano por el gobierno colombiano, que informalmente dijo a la prensa que ni el presidente Uribe ni el canciller Jaime Bermúdez asistirían a la reunión de Unasur. Colombia considera que el acuerdo militar con Estados Unidos es un asunto bilateral y no multilateral.
Al final de la semana, los empresarios colombianos seguían en ascuas haciendo cuentas pesimistas, y Colombia sin un aliado público en Suramérica. Como suele ocurrir, las noticias se concentraron en el impacto económico y comercial de la crisis que es, paradójicamente, más manejable en el corto y el mediano plazo. Pero el problema más grave es geopolítico. Es de más largo plazo, tiene consecuencias insospechadas y no da titulares.
Ni contigo ni sin ti
La crisis de esta semana entre Caracas y Bogotá demostró dos cosas. En primer lugar, que el comercio entre los dos países se convirtió para Chávez en su principal banderilla para sacudir a Colombia. En las últimas cuatro grandes crisis lo primero que ha salido a anunciar Chávez a los cuatro vientos es que congela los negocios entre los dos países.
Lo otro que ha quedado claro es que, paradójicamente, el comercio se ha convertido en el mejor blindaje antibélico entre los dos Estados. Antes que desplomarse, los negocios entre las dos naciones se han disparado en estos años de crisis: aumentaron de 2.700 millones de dólares a finales de 2004 a 7.200 en 2008 (ver gráfico). Y de esa manera se ha convertido en el principal atenuante para evitar una confrontación mayor.
Lo que está ocurriendo es la mejor demostración de que el comercio es un efectivo atenuante para atajar cualquier tentación armada. En enero de 2005, cuando agentes colombianos capturaron en Caracas al jefe de las Farc Rodrigo Granda, Chávez suspendió el comercio con Colombia. Y aunque duró poco, porque la presión de los empresarios hizo que la Casa de Nariño presentara disculpas, se convirtió en un antecedente.
Pero, ¿quién gana y quién pierde en caso de que se corte el comercio? A pesar de que la balanza es bastante desequilibrada a favor de Colombia (le vende a Venezuela 6.100 millones de dólares al año y le compra 1.100 millones de dólares), los hechos han demostrado que los dos países pueden perder. Y mucho. Por eso Chávez no se atreve a ir más allá de la artillería semántica.
En teoría, esos 1.100 millones de dólares son sólo una lágrima de la cual la economía petrolizada de Venezuela podría prescindir en un arrebato revolucionario chavista. Pero en la práctica sería una decisión muy costosa, porque si esa cifra se traduce en número de empresarios venezolanos afectados, sí resulta una cuenta bastante significativa para el proyecto político de Chávez.
A eso se suma el hecho de que una buena parte de los productos que le compra Venezuela a Colombia es de la canasta básica familiar. Un reconocido grupo de empresarios colombianos hizo un ejercicio para ver cuántos ingredientes colombianos tiene el desayuno de un venezolano y encontró que, contando la vajilla, el 45 por ciento viene de Colombia. Tratar de sustituir ese tipo de productos no es fácil para Venezuela. Y en el hipotético caso de que cerrara el comercio, le podría provocar un desabastecimiento que va al corazón de las necesidades del pueblo venezolano. Por lo tanto, es un comercio cuya naturaleza tiene una dimensión política.
Pero si para Venezuela ese comercio es importante, para Colombia lo es aun más. Los 6.100 millones de dólares equivalen al 17 por ciento de las exportaciones colombianas. Y, curiosamente, las exportaciones a Venezuela parecen más sólidas que las de cualquier otro destino. Según los datos revelados esta semana, en el primer semestre de este año las exportaciones de Colombia a Estados Unidos cayeron 25 por ciento, y a la Unión Europea, 10 por ciento, mientras a Venezuela se mantuvieron estables.
Si se llegara a cerrar el chorro de Venezuela, sería sin duda gravísimo para el empleo y el producto interno del país y, de manera puntual, afectaría a cerca de 300 empresas para las cuales más del 25 por ciento de sus ingresos brutos procede de ventas al vecino país.
Si se miran sólo las cifras, habría que decir que cada día Venezuela se convierte en un socio más atractivo para los empresarios colombianos. Eulalia Sanín, gerente de Prospecta, que asesora en temas de comercio exterior, muestra cómo se está dando una peligrosa tendencia de concentración de las exportaciones no tradicionales colombianas hacia Venezuela. "En 2004, el país llevaba el 18 por ciento de sus exportaciones no tradicionales a Venezuela y el año pasado llevó el 34 por ciento. A los empresarios les pareció que Venezuela era la gallinita de los huevos de oro, pero olvidaron la regla de oro: no poner todos los huevos en una misma canasta", señaló.
Los empresarios colombianos, sin embargo, no parecen estar dispuestos a convertirse en los rehenes de Chávez para que presione a Uribe a través del comercio. Eso se puede entender de la declaración dada el jueves por el presidente de la Andi, Luis Carlos Villegas, luego de una reunión pocas veces vista en la cual los ministros del área económica, la cancillería, la Junta del Banco y el sector privado se sentaron a hablar de la crisis. "Si bien el comercio con Venezuela es muy importante, hay intereses nacionales que son superiores a cualquier actividad económica y que el sector privado respeta. Es un mensaje de unión nacional", fueron las palabras de Villegas.
En el caso del comercio con Ecuador la situación es muy distinta. No sólo el monto del intercambio es menor (Colombia vende 1.500 millones de dólares y compra 800 millones de dólares), sino que la manera como se ha procedido es diferente: mientras Chávez amenaza cortar de tajo, Correa sube aranceles e impone salvaguardas que le van a costar a Colombia más de 500 millones de dólares al año.
Del comercio a la geopolítica
Pero la naturaleza de la crisis con Venezuela es muy distinta a la de Ecuador. En Venezuela el epicentro del problema recae en gran medida en un solo hombre: Hugo Chávez. El creciente antagonismo con el gobierno colombiano cabalga principalmente en los feroces bramidos de su máximo caudillo, que no ahorra epítetos a la hora de defenderse o atacar a Colombia. Mientras la crisis con Venezuela es política y pasa inexorablemente por Chávez, la crisis con Ecuador es más delicada y compleja.
En Ecuador, la tensión va más allá del presidente Correa y los supuestos nexos de su gobierno con las Farc. En ese país se ha venido incubando hace varios años un fuerte anticolombianismo en distintos sectores de la sociedad. Hace más de una década, la exportación del crimen organizado, que llegó a las calles de Quito y Guayaquil en forma de pequeñas bandas de delincuentes, sumada a los permanentes conflictos de orden público en la frontera y el problema de las fumigaciones y su coletazo, llevó a que los ecuatorianos dejaran de mirar a los colombianos con admiración.
El punto culminante de este progresivo desencanto fue la violación a su soberanía con el bombardeo al campamento de 'Raúl Reyes'. Ese ataque, que fue recibido con júbilo en Colombia, en ese país se sintió como una puñalada a la dignidad nacional. En Ecuador, además del problema político con el gobierno de Correa por el tema de las Farc, hay un problema social sobre la percepción que tienen hoy los ecuatorianos sobre Colombia. Y esa situación vuelve aun más compleja y delicada la búsqueda de una solución.
Con su política no oficial de filtraciones a la prensa mundial sobre los presuntos vínculos de Ecuador con las Farc, Colombia terminó acercando a Correa a Chávez y su Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Correa se había resistido a ingresar al Alba, pero siente que necesitaba al 'hermano mayor' para defenderse del coloso de su frontera norte.
Aunque el Alba no es mayoritario en la región, sí es el bloque más cohesionado, como lo demostró en la crisis de Honduras. Y su discurso radical y antiimperialista ha ganado adeptos en la región con el acuerdo sobre las bases militares que Colombia está ad portas de firmar con Estados Unidos. Porque si bien muchos líderes de la región no comparten el estilo tropical y altisonante de Chávez, sí preferirían que los marines se quedaran en su casa. Por eso tuvo tanta acogida la creación de Unasur, ya que era una demostración que al acercarse el bicentenario del primer grito de independencia de la península ibérica, los países suramericanos por fin eran capaces de garantizar su propia seguridad.
Tampoco es coincidencia que el abanderado de Unasur sea Brasil, el gigante del continente que quiere jugar como potencia mundial. Llama la atención que el gobierno colombiano, que lleva 12 meses de diplomacia directa para convertirse en el mejor amigo de Brasilia, haya rechazado la oferta de mediación del canciller brasileño y decidido no ir a la próxima reunión de la Unasur, en donde algunos países de la región querían entender mejor el acuerdo militar entre Colombia y Estados Unidos. Una posición peligrosa, ya que podría borrar con el codo lo que se ha hecho con la mano.
En un escenario de confrontación con los vecinos, la primera regla de la diplomacia es ganar amigos para la causa. Tras el ataque al campamento de 'Reyes' y el rechazo de la OEA a la acción, quedó al descubierto que la política de "legítima defensa" -entendible en Colombia- tiene muy pocos simpatizantes en el hemisferio. El silencio regional esta semana frente a la escandalosa evidencia de los rockets venezolanos en manos de las Farc demuestra que poco ha cambiado: la correlación de fuerzas sigue siendo más chavista, que uribista. Pero sí la gran preocupación de los países sobre el tema de las bases gringas, demuestra que la dimensión judicial de la lógica de la seguridad interna de Colombia sucumbe frente al ajedrez ideológico y geoestratégico que está en juego en el continente.
En medio de las tensiones y la retórica belicista, es fácil de olvidar que Colombia, Venezuela y Ecuador no son los primeros países con extremas diferencias ideológicas pero con intereses convergentes. Hay lecciones en la historia del siglo XX que se podrían aplicar para bajarles la temperatura a las fronteras.
En Estados Unidos, tal vez no hubo un político más férreamente anticomunista que Richard Nixon; fue el primer macartista y enemigo declarado de la Unión Soviética. Transmitía su odio por el sistema comunista y desconfiaba de cada actuación soviética. En el Kremlin era recíproca la visión sobre Estados Unidos, donde el desdén y la animosidad dominaban las discusiones internas. Y en público los líderes de las dos superpotencias no ahorraban epítetos ni amenazas para denigrar al otro. Para ambas naciones había una lucha por imponer el sistema del otro.
Pero esas dos potencias, irónicamente durante la presidencia de Nixon, lograron ponerse de acuerdo para reducir el riesgo de una confrontación militar y generar un ambiente de diálogo. Durante esta era de détente, se incrementó el comercio entre el bloque soviético y el mundo occidental. Aunque se mantuvo la desconfianza entre las partes, las dos naciones pudieron mantener relaciones cordiales y sin tantos sobresaltos. Si bien esa détente se disolvió tras la invasión soviética de Afganistán en diciembre de 1979, garantizó por lo menos 10 años de cohabitación.
A partir de noviembre de 2007, Colombia y Venezuela han sufrido crisis tras crisis, a lo cual se agregó Ecuador luego del ataque al campamento de 'Raúl Reyes' en marzo de 2008. En ese contexto, el gobierno de Uribe cree que los gobiernos vecinos son complacientes con las Farc y, a su vez, Chávez y Correa han enfilado sus baterías políticas contra Colombia.
Durante las primeras décadas de la Guerra Fría, hizo carrera en Estados Unidos la teoría del zero-sum (suma-cero), cuya premisa central es que cada punto que gana una parte es un punto perdido para la contraparte. Y bajo esa óptica se manejaba la política exterior.
Pareciera que esa teoría, desechada en la década de los 60, tiene nuevos adeptos en la zona andina. Ni Chávez, ni Correa, ni Uribe parecen dispuestos a ceder un milímetro. Uribe, decidido a defenderse a capa y espada en su legítima lucha contra la tenaza de narcotráfico-Farc y donde las bases de Estados Unidos juegan un papel importante. Y los Presidentes de Venezuela y Ecuador pensando que dichas bases son la cabeza de playa del desembarco militar de la primera potencia en el continente suramericano.
La negativa colombiana de asistir a la cumbre de Unasur es un mensaje de que su prioridad es su seguridad interna, aun si puede afectar la armonía geopolítica regional. Lástima porque, sin sacrificar su prioridad interna, es precisamente en esos escenarios continentales donde Colombia tiene más posibilidades de avanzar su interés estratégico de seguridad: que los gobiernos de Venezuela y Ecuador ayuden a que sus países no se conviertan en retaguardias logísticas de las Farc ni en corredores estratégicos del narcotráfico.
Sólo con convertir este asunto en una preocupación regional es posible generar un cambio de comportamiento y una decisión política. Pero eso sólo se logra ventilando los problemas para dialogarlos y enfrentarlos. Tal vez el primer paso sea el de aplicar la teoría de la Guerra Fría: la détente.