CANARIASVENEZUELA

martes, 4 de agosto de 2009

Alcahueteando al dictador


Opinión
HOMO ECONOMICUS
José Raúl González Merlo
Mientras el dictador Hugo Chávez continúa destruyendo las instituciones democráticas venezolanas, los gobernantes de las “democracias desarrolladas” aprietan el cerco en contra del gobierno provisional hondureño. Esta manifiesta hipocresía no solo envía la señal equivocada a los amantes de la libertad, sino que también alienta las dictaduras emuladoras de Chávez.
Las noticias del fin de semana de Venezuela son lapidarias. Hugo Chávez ha consumado el cierre de 34 emisoras de radio en una nueva ofensiva para terminar de destruir la libertad de expresión en ese país. Al mismo tiempo presentó el proyecto de la “Ley Especial de Delitos Mediáticos”, que sancionará a cualquier opositor público. La combinación de estos eventos acaba con el fundamental derecho humano de la libertad de expresión, elemento considerado indispensable en una organización social que se precie de ser “democrática”. Chávez ha absorbido todos los poderes democráticos y ahora cimienta sus perspectivas de mantenerse como un dictador absoluto de por vida.
Todo esto ocurre a la vista del resto del mundo “democrático” que, en un vergonzoso acto de hipocresía, eleva la presión sobre el gobierno provisional hondureño para que éste restablezca a Manuel Zelaya como presidente. Estados Unidos canceló las visas diplomáticas de funcionarios fieles al gobierno de Micheletti. España amenaza con no reconocer al gobierno que fuese electo producto de las elecciones de noviembre próximo si éstas ocurren bajo el gobierno provisional. Ya olvidaron el robo de las elecciones municipales por parte del gobierno “democrático” de Ortega. Mucho menos les preocupa la destrucción de las instituciones democráticas venezolanas.
La independencia de poderes, la libertad de prensa y la libertad de expresión suelen ser y han sido las primeras víctimas de las nuevas “dictaduras democráticas”. Ya “montado en el macho” cualquier gobernante que atente en contra de la democracia “desde adentro” será intocable internacionalmente en tanto sea lo suficientemente astuto. Y vaya que Chávez ha sido un gran maestro para Ortega en Nicaragua, Morales en Bolivia, Correa en Ecuador, los Kirschner en Argentina y Zelaya en Honduras.
Mientras tanto, la diplomacia guatemalteca ha guardado un vergonzoso silencio de frente a los abusos venezolanos y nicaragüenses. Cuando se trata de Chávez y Ortega somos respetuosos de las políticas internas de cada país. Pero si se trata de Zelaya y Honduras, estamos dispuestos a irnos a una guerra comercial con tal de reinstaurar al aprendiz de dictador. Hechor y consentidor pecan por igual —decían las abuelitas—. Alcahuetear con nuestro silencio diplomático al dictador venezolano es muestra de la poca convicción verdaderamente democrática de nuestro gobierno.

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