CANARIASVENEZUELA

viernes, 24 de octubre de 2008

¡ABAJO (1.763) CADENAS!

El Nacional    
Oscar Lucién

Ante la obsecuente y cómplice actuación del CNE que evadió el compromiso de dictar un reglamento que garantizara igualdad de los participantes en el proceso electoral, el teniente coronel Chávez hace de las suyas: denigra de la sociedad democrática, insulta a candidatos a gobernadores y alcaldes, amenaza (violando preceptos constitucionales) con no entregar recursos a las regiones donde contendores que no pertenezcan a su tolda política ganen los comicios. ¿Y qué hace el CNE? Nada, calla y otorga.
No hizo nada antes, porque supuestamente la "precampaña" (sic) no estaba reglamentada (por ineficiencia de ellos mismos), y tampoco actúa ahora que, tardíamente, publicaron unas normas de publicidad y propaganda.

La intervención del jefe del Estado en la campaña para elegir autoridades regionales viola de manera obscena el artículo 4 de dichas normas en lo relacionado con la igualdad de los candidatos para divulgar su oferta electoral; atenta contra el pleno respeto a la dignidad, honra y reputación de las personas; irrespeta las diferentes ideas y atenta contra la promoción de la tolerancia, la convivencia pacífica, el pluralismo político, la democracia; irrespeta instituciones del Estado venezolano y niega igual acceso a los medios de comunicación públicos.
 
La intervención del Presidente viola los artículos 18 y 19 referidos a que "funcionarias y funcionarios públicos están al servicio del Estado y no de parcialidad política alguna"; que no se podrán usar ni permitir que otros usen bienes de patrimonio público en beneficio de cualquier organización con fines políticos. Y más grave aun, la actuación del jefe del Estado causa grave impacto en la garantía de la "comunicación e información libre, diversa, plural, veraz y oportuna" (art. 4), particularmente con el recurso excesivo e indebido de las cadenas presidenciales, que se hacen más frecuentes en las vísperas de elecciones. El CNE fue oportunamente advertido de esta despreciable práctica gubernamental y desgraciadamente se hizo oídos sordos.

Nuevamente ofrezco un registro histórico que permite valorar el enorme daño de tan descarada sobreexposición presidencial, con el propósito de contribuir a sensibilizar a la sociedad democrática sobre la urgencia de colocar un freno institucional a tan frecuente e impúdico atentado a la libertad de comunicación y al derecho a la información de todos los venezolanos. Durante su primer año de gobierno el teniente coronel Chávez realizó 94 cadenas con un promedio estimado de 78 horas de transmisión. Al año siguiente se realizaron 146 cadenas con un promedio de 106 horas. En 2001 el número de cadenas disminuyó a 118, pero aumentó el número de horas en que ilegítimamente se confiscó el espacio radioeléctrico.

Durante el 2002 se hicieron 163 cadenas que privaron a los venezolanos de otra información y cualquier otro entretenimiento durante 75 horas. Menos horas es verdad, pero recuérdese que en abril de ese año se produjo la fatídica cadena del día 11 que pretendía impedir a los venezolanos enterarse de la imponente manifestación que se desarrollaba en Caracas, como de los hechos violentos que se estaban suscitando en el centro de la ciudad. En 2003 volvió el Gobierno a sus malos hábitos: 203 cadenas de 168 horas de transmisión. En 2004 se impone el récord en número de 375 cadenas que ocuparon 124 horas.

En el 2005 fueron 217 las cadenas con 109 horas de cerco informativo y de privación de entretenimiento; en 2006 el cierre virtual de las televisoras y de la radio ocurrió 182 veces durante 91 horas. Durante 2007 se realizaron 164 cadenas que ocuparon 119 horas de transmisión. Y en lo que va de 2008 (hasta septiembre), 101 cadenas, con un incremento sensible en horas de transmisión: aproximadamente 114. Sin contar las cadenas de octubre, en plena campaña electoral, 1.763 cadenas han silenciado a los venezolanos durante unas 1.105 horas.

Estadística de horror que hemos tolerado pacientemente.

En periodo electoral este daño se amplifica por la restricción al libre flujo de la información e igualdad de oportunidades, y, por supuesto, se agrava por el contenido y lenguaje escatológico y promotor de antivalores utilizado por el Presidente de la República: quienes no somos ni queremos ser "rojo rojitos" no tenemos la culpa de que por su mala gestión y la de sus gobernantes regionales el teniente coronel Chávez esté desesperado por lo que señalan las encuestas y nos tenga encadenados diariamente con sus fantasías, insultos y amenazas.

Rectores del CNE: ¿seguirán encadenados a las órdenes del teniente coronel?

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