CANARIASVENEZUELA

martes, 28 de octubre de 2008

¿VIETNAN ZULIANO?

El Nacional
Editorial
Locura y derrota

Las agencias internacionales de noticias se han dado gusto y regusto con las declaraciones del presidente Chávez, pronunciadas en el estado Zulia. Allí, poseído por una furia inexplicable (a menos que se apele a los libros de psiquiatría) acusó al gobernador de esa querida región, de la que tanto hemos recibido los venezolanos, de querer asesinarlo y de formar parte, además, de un complot destinado a separar a los zulianos del resto de Venezuela.
Estas dos acusaciones, de por sí, bastarían para que los ciudadanos percibieran el peligroso grado de desquiciamiento mental que aqueja al primer mandatario. Pero el Presidente no se quedó allí y, por cadena de radio y televisión, dijo lo siguiente: "Yo no voy a matarlo, pero sí (...) estoy decidido a meter preso a Manuel Rosales". Y de inmediato pasó a los hechos: "Hago un llamado público a la fiscal, al Tribunal Supremo, a que actúen". Como estas instancias son simples apéndices del Poder Ejecutivo, ya podemos imaginarnos cual será el resultado.
El Presidente, fuera de sí, como si fuera un emperador y se encontrara en el Coliseo Romano, sacó a relucir los argumentos por los cuales debía ser lanzado a los leones el gobernador Rosales, olvidando que ese mandatario regional fue electo por la voluntad popular de los zulianos. Chávez, actuando como un fiscal, leyó las pruebas recabadas por él contra Rosales: "Once fincas tienen su nombre, viviendas lujosas, movimientos de capitales, testaferros, mafias, narcotráfico, arsenales de guerra. Yo me pongo al frente de la operación que se llama Manuel Rosales vas preso", dijo a voz en cuello.
Olvidó en ese momento el Presidente que la mayoría de esos cargos, presuntamente, se le pueden imputar al gobierno barinés, con la diferencia de que en ese estado llanero las acusaciones las formulan los propios chavistas, asqueados de tanta corrupción familiar. De hecho, son los propios partidarios de la revolución quienes han lanzado un candidato alterno para que cese el robo descarado de los dineros públicos.
Lo más grave de todo es que el presidente Chávez olvida que fue el gobernador Rosales quien, siendo candidato opositor en las elecciones presidenciales de 2006, reconoció gallardamente su derrota y así lo dijo a las pocas horas de los comicios. Pero ¿cómo reacciona ahora Chávez cuando sabe que va a ser derrotado en el Zulia? Pues de una manera violenta y desconsiderada, acusando a Rosales de preparar un "loquicidio", como si los zulianos tuvieran la culpa de los desaciertos del gobierno bolivariano, de la corrupción que carcome a Miraflores, del tráfico de drogas amparado por funcionarios de todas índole y de la violencia en las calles de Venezuela entera.
Hoy el Zulia es amenazado por el Presidente con una operación militar, como si ese estado estuviera en guerra con el resto del país. Pero es lo contrario: Venezuela le agradece a los zulianos su valentía, su actitud democrática, su coraje y, por encima de todo, su gran capacidad de sentirse venezolanos.

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