El Nacional
Editorial
Hoy en Florida se inicia la etapa final del juicio sobre uno de los más significativos casos de corrupción en la Venezuela chavista y bolivariana. Recordemos que el presidente Chávez llegó al poder enarbolando la bandera de una gran cruzada anticorrupción que, para desgracia de los venezolanos, ha terminado en una gigantesca mentira cuya única finalidad era llegar al poder para enriquecer a sus familiares y amigos. Y esto último no sólo lo dicen los sectores de oposición sino que forma parte del discurso diario de los militantes honestos del PSUV.
Editorial
Hoy en Florida se inicia la etapa final del juicio sobre uno de los más significativos casos de corrupción en la Venezuela chavista y bolivariana. Recordemos que el presidente Chávez llegó al poder enarbolando la bandera de una gran cruzada anticorrupción que, para desgracia de los venezolanos, ha terminado en una gigantesca mentira cuya única finalidad era llegar al poder para enriquecer a sus familiares y amigos. Y esto último no sólo lo dicen los sectores de oposición sino que forma parte del discurso diario de los militantes honestos del PSUV.
La cuestión central está muy clara para los distintos sectores del país, ya sean estos empresariales o populares, de clase media o militar: el Gobierno sufre un proceso de corrupción sin precedentes debido a dos factores fundamentales, como lo son los altos precios del petróleo y el populismo autoritario que hoy ejerce el poder. La sobredosis de petrodólares le ha movido el piso ético a los supuestos revolucionarios que, desde el poder, pretendían convertirse en los grandes reformadores de la patria.
Cuando lograron su victoria en 1999, el precio bajo del barril de petróleo les imponía una política de austeridad, pero cuando el mercado internacional de energía empujó hacia arriba los precios del crudo entonces se volvieron unos forajidos hambrientos de dinero, de negocios y de cobro de comisiones.
Esta nueva red de corrupción se inició apenas los precios del petróleo alcanzaron la cuota de los 50 dólares por barril. A los chavicorruptos les pareció poco esta cifra y comenzaron a hablar de 100 dólares por barril para ampliar su portafolio de negocios.
A partir del 11 de abril de 2002 y días subsiguientes, los boliburgueses se incautaron a precio de gallina flaca de aquellas industrias y comercios relacionados con Pdvsa, debido a la caída en desgracia de quienes eran sus dueños en la cuarta república.
Para colmo ocurrió el atentado de las Torres Gemelas, en Nueva York, y las autoridades estadounidenses fueron autorizadas a escarbar en la cuentas de los paraísos fiscales del Caribe. Vaya sorpresa: generales socialistas, familiares del Presidente y ministros bolivarianos habían colocado a buen resguardo sus cuenta en dólares en esos paraísos no propiamente socialistas del siglo XXI. A ningún venezolano le agrada que otros hagan el trabajo que debería hacer la Contraloría de su país, pero esta institución está en manos de un blandengue.
En el caso del maletín de Antonini, según la agencia Efe, el dinero "supuestamente provenía de la empresa estatal Pdvsa y era un aporte a la campaña electoral de la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández, una aliada de Chávez". Más adelante, el reporte de la misma agencia noticiosa indica que "en el juicio varios testigos involucraron a Chávez; a su ministro del Interior, Tarek El Aissami; al director de la Disip, Henry Rangel Silva; al presidente de Pdvsa y ministro de Energía y Minas de Venezuela, Rafael Ramírez; y al ex vicepresidente Jorge Rodríguez".
Cuando lograron su victoria en 1999, el precio bajo del barril de petróleo les imponía una política de austeridad, pero cuando el mercado internacional de energía empujó hacia arriba los precios del crudo entonces se volvieron unos forajidos hambrientos de dinero, de negocios y de cobro de comisiones.
Esta nueva red de corrupción se inició apenas los precios del petróleo alcanzaron la cuota de los 50 dólares por barril. A los chavicorruptos les pareció poco esta cifra y comenzaron a hablar de 100 dólares por barril para ampliar su portafolio de negocios.
A partir del 11 de abril de 2002 y días subsiguientes, los boliburgueses se incautaron a precio de gallina flaca de aquellas industrias y comercios relacionados con Pdvsa, debido a la caída en desgracia de quienes eran sus dueños en la cuarta república.
Para colmo ocurrió el atentado de las Torres Gemelas, en Nueva York, y las autoridades estadounidenses fueron autorizadas a escarbar en la cuentas de los paraísos fiscales del Caribe. Vaya sorpresa: generales socialistas, familiares del Presidente y ministros bolivarianos habían colocado a buen resguardo sus cuenta en dólares en esos paraísos no propiamente socialistas del siglo XXI. A ningún venezolano le agrada que otros hagan el trabajo que debería hacer la Contraloría de su país, pero esta institución está en manos de un blandengue.
En el caso del maletín de Antonini, según la agencia Efe, el dinero "supuestamente provenía de la empresa estatal Pdvsa y era un aporte a la campaña electoral de la actual presidenta de Argentina, Cristina Fernández, una aliada de Chávez". Más adelante, el reporte de la misma agencia noticiosa indica que "en el juicio varios testigos involucraron a Chávez; a su ministro del Interior, Tarek El Aissami; al director de la Disip, Henry Rangel Silva; al presidente de Pdvsa y ministro de Energía y Minas de Venezuela, Rafael Ramírez; y al ex vicepresidente Jorge Rodríguez".
Entradas
No hay comentarios:
Publicar un comentario