CANARIASVENEZUELA

martes, 17 de marzo de 2009

La sombra de Hugo Chávez planea sobre las elecciones de El Salvador


Las elecciones presidenciales celebradas ayer en El Salvador se vivieron con tanto interés fuera como dentro de las fronteras de la nación centroamericana. La cerrada lucha -empate técnico en las encuestas- entre el conservador Rodrigo Ávila y el «revolucionario» Mauricio Funes no sólo puede cambiar el curso político del pequeño país, gobernado desde 1989 por la Alianza Revolucionaria Nacionalista (ARENA), sino que un triunfo de la antigua guerrilla del FMLN supondría, según algunos observadores, un paso más en la expansión del Socialismo del Siglo XXI que apadrina el presidente venezolano, Hugo Chávez.
Una campaña larga y no muy limpia condujo, por primera vez, a que el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) se presentara ante las urnas con opciones de victoria. A ello contribuyó la elección de un candidato moderado y popular, Funes, y el desgaste sufrido por el partido conservador más longevo en el poder del continente, ARENA.
No extraña, pues, que desde el punto del alba miles de ciudadanos -hay más de 4.200.000 votantes censados- se arremolinaran en los 460 colegios electorales para depositar su sufragio. La decisión, en clave interna, oscilaba entre depositar en la izquierda las esperanzas por remediar una pobreza que castiga a la mitad de la población y la fuerza a emigrar a EE.UU., o apostar por la continuidad de la derecha, que encarna la estabilidad y la experiencia en tiempos de crisis.
El Gobierno del presidente Antonio Saca ha hecho todo lo posible por inclinar la equilibrada balanza del lado de su candidato. Así, esta misma semana, la Fiscalía revelaba e investigaba los movimientos bancarios de Mauricio Funes: en concreto, un ingreso de dos millones de dólares que, según el aspirante del Frente, responde a un préstamo de campaña depositado por el empresario Nicolás Salume.
Funes tiene enfrente a un antiguo policía, admirador confeso de Roberto D´Abuisson, fundador de ARENA y de los escuadrones de paramilitares que operaron durante la guerra civil entre 1980 y 1992. Al despertar los peligros del «comunismo» que acarrearía un triunfo del FMLN, Rodrigo Ávila concitó el apoyo de otras fuerzas conservadoras, como el Partido Demócrata Cristiano y el Partido de Conciliación Nacional, que retiraron a sus candidatos para volcarse en su ayuda. La campaña del candidato Ávila tampoco ofrece cuentas demasiado claras: en especial, por los fondos millonarios procedentes de una nebulosa llamada Fuerza Solidaria.
La jornada electoral transcurrió sin incidentes violentos, pero no faltaron las denuncias de irregularidades. La más repetida, por parte del FMLN, fue que el Gobierno había repartido credenciales de elector a ciudadanos hondureños y guatemaltecos, con el fin de sumar para Ávila los votos necesarios para decidir en su favor un recuento que se presume muy estrecho.

No hay comentarios: